Pese a la mala fama que tiene este dulce alimento para los que quieren bajar de peso, expertos aseguran que, por el contrario, su consumo es indispensable para tener éxito en un régimen. Además, rompen el mito de que los edulcorantes artificiales son dañinos para la salud y aseguran que todo se basa en el conteo de calorías.
Uno de los primeros alimentos que se suprimen en un régimen para bajar de peso es el azúcar y los productos que lo contienen como dulces, bebidas, pasteles, galletas, etc. llevándonos a vivir bajo un sistema prohibitivo que no produce nada más que el temido efecto rebote.
Es por esta razón que para reducir kilos, se ha demostrado que el tema no pasa por comer menos azúcar o suprimir las grasas, sino hacer uso moderado de ellas, equilibrar los alimentos y contabilizar las calorías que necesitamos para no comer de más y engordar. Eso sumado al inevitable ejercicio físico, ya que como se sabe, no hay resultados sin esfuerzo.
¿Cuánta azúcar podemos comer? ¿Se puede tener un peso normal o bajar de peso consumiendo productos con azúcar? ¿Pueden los edulcorantes reemplazar adecuadamente el azúcar? Estas preguntas y muchas más se respondieron en el seminario ‘Azúcar y Edulcorantes: su rol en nuestras vidas’, organizado por OldWays y patrocinado por el Ministerio de Salud, la Universidad Católica y el INTA, donde se reunieron los mejores profesionales y estudiosos del tema a nivel mundial.
El doctor Adam Drewnowski de la Universidad de Washington, el doctor John Foreyt del Colegio de Medicina Baylor y el doctor Jaime Rozowski, Director del Programa de Magíster en Nutrición de la Universidad Católica de Chile, nos cuentan por qué el azúcar es importante en la dieta, los efectos negativos que tiene su eliminación cuando se quiere bajar de peso y los edulcorantes como reemplazo saludable del azúcar.
1. Una de las principales razones de por qué no se debe eliminar completamente el azúcar de una dieta es porque el cerebro sólo es capaz de metabolizar para su energía y buen funcionamiento este elemento y no otros nutrientes como los hidratos de carbono. Por lo tanto, es necesario para la vida.
2. No todo el azúcar que consumimos proviene de pasteles, helados o chocolates. Verduras, frutas, cereales, panes y otros alimentos, también la poseen. Por lo tanto para suprimirlo de la dieta tendríamos que simplemente no comer y eso es imposible. Además el consumo del azúcar proveniente de dichos alimentos es muy bueno para mantener la energía corporal.
3. No se trata de consumir todo el tiempo y en grandes cantidades porque de esa manera ninguna persona podrá bajar de peso, sin embargo, no es recomendable suprimir estas golosinas 100% de una dieta ya que el azúcar otorga una sensación de placer que entrega satisfacción y que al restringirla genera una especie de crisis de ansiedad que nos lleva, en un día a comer, todo lo que podamos. Lo mejor es permitirse un dulce al día y así mantener regulados nuestros niveles de ansiedad y no caer en una comilona.
4. Como decíamos, se suele evitar las grasas y el azúcar de las dietas para bajar de peso, pero en el fondo el gran tema son las calorías, ya que es su consumo exagerado el que nos lleva al sobrepeso. En este sentido lo ideal es saber cuántas calorías quemamos al día (1200 como mínimo en una mujer media) y no consumir más que eso para mantenerse y si se quiere bajar reducir al menos unas 250 calorías al día, lo que nos llevará en una semana a bajar un kilo aproximadamente.
5. Se ha dicho que el azúcar proporciona una sensación de placer que es necesaria para el ser humano, pero muchas veces esta necesidad puede resultar exagerada y llevarnos por el camino de la gordura. En este caso, conviene reemplazar algunos de esos alimentos por los que contienen edulcorantes, ya que otorgan una sensación de placer similar pero con menos calorías.
6. Se ha demostrado que el mantener ambos compuestos en equilibrio es una de las mejores formas que existen para bajar de peso, ya que por una lado no eliminas el azúcar completamente, ya que se sigue consumiendo la que está presente en frutas o verduras y por otro lado, con la ayuda del edulcorante, puedes consumir chocolates y galletas que nos satisfacen esa necesidad de placer, evitando una recaída de la dieta.
7. Cuando una dieta fracasa, es muy común darse cuenta de que la persona que lo ha hecho empezó una dieta de un día para otro y suprimió todo lo que ella consideraba engordador. Este es uno de los casos más frecuentes y que llevan a fracasos seguros en una dieta. Para los expertos, el tema es ir paso a paso. Eliminar una cosa un día, al siguiente otra y así sucesivamente. En este sentido el ‘premio’ al día o a la semana, resulta muy efectivo y motivador.
8. Adicción saludable
Un estudio que se realizó en una Universidad de Michigan, Estados Unidos, a estudiantes que llevaban una dieta sin azúcar y grasas, demostró que la mayoría suplía esa falta de placer con adicciones más graves como el alcohol, cigarros y drogas. En este caso los expertos consideran que sólo un chocolate pequeño al día sería necesario para evitar estos malos hábitos.
9. El manejo de la dulzura
Al contrario de lo que sucede con el colesterol, que tiene su aspecto malo y el positivo, en el azúcar no es posible encontrar dicha separación, ya que no existen los azúcares malos o negativos para el organismo, por el contrario son muy buenos. El punto está en saber consumirlo con moderación. Si te comes un kilo de azúcar en una hora no podrás evitar sentirte mal, reflexiona el doctor Jaime Rozowsky.
10. Uno de las situaciones que puede generar la prohibición absoluta del azúcar en el organismo en la derivación de dietas estrictas en problemas psiquiátricos como la bulimia y en menor grado, la anorexia. Al evitar el placer que da el azúcar se comienza a acumular altos grados de frustración y ansiedad lo que llevan a la persona a explotar y comer más de la cuenta para luego sentir culpa y expulsar, como es el caso de la bulimia. Y otras veces puede ser tanta la presión y temor de caer en la tentación que muchas mujeres se privan absolutamente de todo, considerándose débiles cayendo una profunda anorexia y algunas veces en ambas conjuntamente. Fuente Terra / Francisca Vega López
