Después del gran calor del verano con el otoño nos preparamos al gran frío.
Para suministrarnos las vitaminas esenciales están los frutos de temporada, aquellos de color amarillo oro: como la calabaza -que cocida, al horno o en menestra- suministra una gran cantidad de vitamina A; o el caqui y las ensaladas de otoño, como la endibia.
Los tomates, que todavía siguen siendo ricos y sabrosos, siguen siendo un punto de fuerza como condimento de la pasta, con albahaca y aceite de oliva extra virgen. También las carnes blancas y el pescado son fundamentales en esta estación del año, óptimos también los congelados, tan válidos desde el punto de vista nutritivo y de sabor como los frescos. El vino, siempre en cantidad moderada, se conjunta perfectamente en la mesa de otoño.
Con una alimentación de este tipo, conseguiremos beneficiarnos de todos los elementos indispensables para preparar el organismo a la llegada del invierno. El otoño nos devuelve a las obligaciones diarias y nos ayuda a ordenar de nuevo nuestra vida tras la locura veraniega. Establecemos horarios, nos marcamos metas y debemos afrontar un nuevo curso con energías renovadas.
Aprovecha las propiedades de los alimentos de temporada para calentar los días que se avecinan.
Regreso Paulatino. La nueva realidad otoñal debe servirnos para comenzar el curso con energía, de forma paulatina y sin traumas. Si hemos disfrutado de unas agradables vacaciones el regreso no tiene por qué ser problemático. Lo mejor es hacerlo progresivamente.
Come Sano
Ante los cambios de estación es muy importante cuidar lo que comemos para fortalecer nuestro sistema inmunológico y potenciar así las defensas del organismo. Una alimentación sana y equilibrada, basada en productos ricos en vitaminas y minerales, es fundamental para tener una buena salud y prevenir las gripes y catarros que suelen hacer su aparición con los primeros fríos del otoño.
¿Por qué no aprovechar este momento para regresar a los patrones de la dieta mediterránea? Los expertos en nutrición aseguran que constituye un factor de protección para nuestro cuerpo gracias a su riqueza en nutrientes, vitaminas, sustancias antioxidantes y los beneficios saludables del aceite de oliva que riega tantos y tantos platos de nuestra gastronomía tradicional.
Comienza el día con un desayuno completo que te aporte la energía necesaria para afrontar la jornada lleno de vitalidad. Frente a las comidas ligeras que nos ayudaban a combatir el calor del verano, con la llegada del otoño el organismo requiere de un mayor aporte de calorías. Septiembre es tiempo de legumbres, patatas, setas y frutos secos, sin olvidarnos de la fruta y verdura fresca (pera, manzana, cítricos, berenjena, coliflor), del pescado (bonito, atún, sardina, lubina, rodaballo…) y de la carne (codorniz, pato, jabalí, conejo, etc.).
Llena tus menús otoñales con alimentos de temporada en su estado natural; además de ser los más saludables –conservan intactas todas sus propiedades nutritivas–, suelen ser también los más económicos y los que menos perjudican el medio ambiente.