El vestuario creado por Chanel para el Ballet de la Ópera de París es lo más maravilloso que vas a ver hoy.
Por Liam Freeman para VOGUE España (26 de septiembre de 2019).
La historia de la relación entre la casa Chanel y la danza es una larga y fructífera. En 1913 su fundadora, Gabrielle “Coco” Chanel, vio por casualidad una actuación de La consagración de la primavera de Stravinsky, coreografiada por Vaslav Nijinsky, bailarín principal de los Ballets Rusos.
El ser presentada ante la pianista y mecenas de las artes Misia Sert cuatro años después ayudaría a provocar la conexión de Coco Chanel con el mundo de la danza. Un día, durante un almuerzo con Serts y Sergei Diaghilev – el fundador de los Ballets Rusos – supo de su lucha por encontrar financiación para revivir La consagración de la primavera y decidió prestar su ayuda. En diciembre de 1920 la producción finalmente volvió a los escenarios de París.
No sólo fue el primer acto de patrocinio de Coco, sino la primera de muchas colaboraciones con los Ballets Rusos. Ella se hizo cargo de los vestuarios de Le Train Bleu (1924), Apollon Musagète (1929) y, una década después de la muerte de Diaghilev, Bacchanale (1939), en asociación con el artista Salvador Dalí. Los diseños contemporáneos, de manera similar a su moda, se centraron en la comodidad y la libertad de movimientos y no se parecían a nada que hubiera visto antes el encorsetado mundo del ballet.
El viernes 20 de septiembre el legado de Chanel con la danza continuó cuando, por segundo año consecutivo, la casa creó los vestuarios para la gala anual del Ballet de la Ópera de París.
Bajo la atenta dirección de Virginie Viard, cada una de las seis bailarinas principales llevando al escenario las lució un vestido que encarnaba a una flor. Rosa, lirio, tulipán, glicinia, aciano y violeta fueron reimaginadas en finísima seda de organza por la Maison Lemarié (parte de los Métiers d’Art de Chanel), adornando los corpiños y las voluminosas faldas de tul de las bailarinas.
Via VOGUE España

