El amor, la envidia y la competencia en la amistad entre mujeres

Amistad, divino tesoro.

Quien tiene un amigo tiene un tesoro. Eso es algo especialmente cierto en la amistad entre mujeres, de quienes se dice que no tienen pudor para contar las más íntimas preocupaciones a una desconocida en la cola del mercado. Las mujeres se vuelcan en otras mujeres con estrechos vínculos de afecto. Pero también hay conflictos de abandono y traición, envidia por los logros conseguidos y competitividad no siempre manifiesta. La negación de estos sentimientos que consideramos «poco dignos» nos sume, además, en el silencio, el enfado y dolorosos sentimientos de culpa.

Y sin embargo, la amistad, con sus pros y sus contras, constituye una valiosa guía de autoconocimiento y crecimiento personal.

Cualquier problema con la pareja se comenta con facilidad (y a veces, con demasiada facilidad), igual que los problemas con los hijos, con las madres y padres o en el trabajo. Y a menudo se comparten con las amigas. Son conflictos que están a la orden del día y se consideran, justificadamente, causa de preocupaciones, estrés y hasta enfermedad. Las paredes de las consultas terapéuticas saben mucho de problemas matrimoniales, infancias desdichadas y madres «castradoras», exigencias del jefe o conflictos con los compañeros de trabajo. Pero poca gente acude al psicólogo para contarle sus problemas con un amigo o una amiga. Y sin embargo, en especial las mujeres llegan a establecer vínculos emocionales tan estrechos en sus relaciones de amistad, que en muchas ocasiones pueden ser también fuente de malestar, preocupación, tristeza, rabia y hasta depresión.

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