Saber ser y saber estar: Las buenas costumbres son una manifestación de la Cultura y de la elegancia

Según Carlos Fuentes, el saber estar consiste en saber comportarse de acuerdo al entorno en el que te encuentres, sin que ello suponga la pérdida de tu propia personalidad.

«Las buenas costumbres son una manifestación de la Cultura y de la elegancia, ambos elementos esenciales en una educación digna de la persona humana. Esa educación Integral hace que mantengamos un respeto a las personas con las que nos relacionamos». El protocolo social ofrece recomendaciones de saber ser y saber estar despojadas de rigideces y formalismos adaptados al ámbito de influencia personal de cada u no. La inseguridad a la hora de relacionarnos con los demás amplifica las deficiencias a preciadas en nuestro comportamiento social. En el saber estar, el constante ejercicio crítico y el saber adaptarse es parte fundamental. Las buenas maneras son gracia, naturalidad, práctica y sentido común. «Se debe desligar el elitismo de las buenas formas. El sustrato de éstas es el respeto y nada tiene que ver con el elitismo».

El mundo de las relaciones personales precisa del uso de los códigos antiguos del protocolo frecuentemente olvidados por la demagogia de potenciar la personalidad individual de cada uno a costa incluso de las normas, o del bien común.


Cualidades fundamentales para saber estar

Es necesario recuperar y promover la enseñanza de determinadas cualidades básicas necesaria en el saber estar, para que éstas consigan el saber ser del individuo. Estas cualidades pueden resumirse en las siguientes:

La naturalidad
La naturalidad es uno de los pilares del protocolo social y una de las capacidades más importantes en la excelencia y disposición de las relaciones personales, incluso forma parte de la elegancia. Consiste en ser uno mismo, sin imitaciones ni artificios, de acuerdo a tu propia naturaleza, independientemente del ambiente en el que te ubiques. Elude la afectación y permite que florezca tu auténtica personalidad.

Todas las personas tenemos virtudes y defectos.
Nadie es perfecto, todos tenemos carencias, imperfecciones y defectos que pueden pulirse mediante la educación y con actitud de mejora. Asumir dichas imperfecciones sin esconderlas forma parte de la naturalidad. Aquellos que seríen de sus propios defectos de forma sencilla, los asumen los muestran y son personas que son muy aceptadas. Los que se vanaglorian y caen en la soberbia, a menudo despiertan en los demás sentimientos en su contra.

En cada individuo coexisten tres yoes distintos: el que uno es, el que cree que es y el que los demás ven. Lo ideal es que los tres coincidan lo máximo posible, algo que no siempre ocurre. Para considerarte una persona natural tienen que coincidir al menos dos factores, el que tú crees que eres y el que los demás ven. Si las personas con las que te relacionas observan efectivamente la forma de ser que tú estás convencido de poseer entonces somos naturales. El conocimiento y aprendizaje de normas no anula la espontaneidad, se interioriza como una forma natural de comportarnos y como tal debe asumirse.

El respeto
El respeto es la aceptación y comprensión de la forma de ser, de pensar y de actuar de las personas con las que nos relacionamos. Cada uno de nosotros tenemos derecho a ser como somos, pero esto no da carta blanca para transgredir las normas. Es una premisa básica de la convivencia y por tanto una regla de oro en protocolo social. El respeto no debe estar fundamentado en el miedo ni en el temor, sino la capacidad de aceptar a las personas tal cual son, ser conscientes de su carácter único como individuos.

El filósofo Immanuel Kant sostiene que «los seres humanos deben ser respetados porque son un fin en sí mismos».

Al ser un fin en sí mismos poseen un valor intrínseco y absoluto. Por este motivo, los seres humanos tienen este valor tan especial, llamado por Kant la dignidad

¿Cómo materializamos el respeto? ¿En qué consiste?
Existe un sofismo evidente: para respetar a los demás debes comenzar por respetarte a ti mismo. Esto consiste en práctica la prudencia y la discreción; realizar una comunicación efectiva como forma de entenderte y relacionarte con tus semejantes sin necesidad de ejercer la autoridad, evitando la discusión, lo que exige, las siguientes pautas:

  • Como primer paso,aprender a escuchar;
  • Conocer la labor que te corresponde realizar;
  • Felicitar el trabajo bien hecho;
  • Ser transigente;
  • Aceptar que no lo sabemos todo y que cada día podemos aprender algo nuevo;
  • Reprender con cariño y en privado;
  • Ser pacientes, comprensivos y responsables
  • Suprimir maltratos, humillaciones o vejaciones;
  • Pedir disculpas en primera persona o dar las gracias cuando corresponda;
  • Descartar de nuestra expresión verbal o gestual palabras o ademanes soeces, ordinarios o difamatorios; aceptar otras costumbres, gustos, ideas o formas de entender la vida;
  • Prestar tu sincera atención a las personas con las que converses;
  • Tratar bien la propiedad de los demás, el espacio público, a los animales, proteger a las plantas y hacer buen uso de los recursos naturales, lo cual contribuirá al desarrollo sostenible de nuestro entorno.
  • Todo esto son sólo algunas de las manifestaciones que demuestran nuestro respeto.
«Las buenas costumbres son una manifestación de la Cultura y de la elegancia» – Carlos Fuentes
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