Aerobics: ejercicio y música ochentera

Una vez en los ochentas a alguien en Estados Unidos se le ocurrió mezclar ejercicios aeróbicos con música y sin saberlo creó una moda que no tardó en darle la vuelta al mundo. Hacer ejercicio al ritmo de la música se transformó en costumbre y pronto todos, en su mayoría mujeres, estaban poniéndose en forma con los aerobics.

La moda es un elemento de nuestra sociedad que se ha estudiado desde todas las perspectivas: ¿de donde surge? ¿cómo se hace un producto “de moda”? ¿cual es el proceso idoneo para que algo se transforme en el favorito de la gente?

Claro que los que se dedican a la mercadotecnia podrían decir muchas cosas al respecto; ellos pagarían con su alma la fórmula perfecta para transformar algo en un “producto de moda”. Una parte importante de la moda es el “verse bien” y para lograr esto es necesario hacer cierto ejercicio. Es cuando entran las eternas fuerzas de nuestro gregarismo y transforman esta necesidad de hacer ejercicio en una especie de ceremonia común.

A lo largo de otras épocas surgieron distintos métodos y formas, en los ochentas “la moda” para hacer ejercicio se llamó “aerobics”.

A mi muy cruda y personal forma de ver las cosas los aerobics no son otra cosa que hacer gimnasia al ritmo de la música, sin embargo la idea fue bastante revolucionaria en esa época y no solo fue una forma de ejercicio, si no que también generó una moda que llegó a trascender las duelas.

Tengo un amigo que dice que para ser un deportista profesional lo primero que hay que hacer es parecerlo; si va a jugar tenis lo primero que hace es comprarse el uniforme más llamativo, la raqueta más “tecnológica” y los zapatos tenis más caros de la tienda; puede que ni siquiera pueda hacer un saque decente, pero en la cancha tiene más presencia que Federer.

Creo que eso fue exactamente lo que ocurrió con los aerobics: las mujeres se fueron a comprar leotardos de color fosforecente y que dejaban el huesito de la cadera al aire (una moda muy interesante), mallas de tres colores distintos, tenis “especiales” para los aerobics, cintas para la cabeza así como para muñecas y, por supuesto, los calentadores.

El asunto de los aerobics no tardó en transformarse en negocio. Para empezar las famosas comenzaron a vender videocassettes del ejercicio, comenzaron a aparecer muchos programas para que uno pudiera ejercitarse en la comodidad de su casa y los gimnasios con aerobics empezaron a brotar como si de champiñones se tratara.

Con decir que el tema daba hasta para hacer películas, he aquí una parte de la película Perfect protagonizada por un John Travolta recién salido de Grease y una jovencísima Jamie Lee Curtis.

Claro que una cosa era querer parecerse a estos cuerpos perfectos y sexys de Hollywood y otra muy distinta lograrlo y aunque se compraran el leotardo más fosforecente o los calentadores con color más chillante, lo más probable es que la gran mayoría se viese así.

Tengo entendido que hasta la fecha hay una gran cantidad de gente que sigue haciendo aerobics (ignoro si sigan usando calentadores de colores). En Estados Unidos, como casi todo, lo transformaron en un deporte y siguen llevándose a cabo campeonatos. En los gimansios la moda de los aerobics ha sido sustituida por nuevas versiones que tal vez no difieran mucho de la simple idea original de ponerse a hacer ejercicio con música. Fuente ochentas.com.mx

 ©2013 Body Ballet

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