Una alimentación saludable y equilibrada puede ayudar a nuestro sistema inmunológico los meses más fríos del año.
Con el frío las defensas bajan y nuestro sistema inmunológico se debilita. Por esta razón, durante esta época del año debemos potenciarlas a toda costa para no quedar expuestos y combatir virus y bacterias que amenazan a nuestro organismo; solo así, podremos evitar resfriados, gripes y otras enfermedades típicas de esta estación.
En este sentido, una buena manera de reforzar el sistema inmunológico, el que nos protege ante posibles enfermedades e infecciones, es mejorando la alimentación. Debemos seguir una dieta sana y equilibrada y llevar a cabo actividad física de forma regular y evitar hábitos tóxicos para poder gozar de un estado de salud óptimo, aunque las características particulares de cada individuo pueden influir.
Además, hay alimentos en especial que nos ayudarán mucho en este tema y que no debemos olvidarnos, sobre todo, en invierno.
Alimentos de invierno para afrontar el frío con salud y buen ánimo
Y es que, frutas, verduras y pescados, son alimentos que pueden pasar de ser una comida mediocre a convertirse en un manjar sobresaliente dependiendo simplemente de la fecha que indica el calendario. Así que toma nota de cuáles son los alimentos que te van a hacer disfrutar como un enano esta temporada.
Legumbres. Una buena opción pueden ser las lentejas y los garbanzos pero también las habas y guisantes. Las legumbres son una fuente natural de fibra natural rica en proteínas de origen vegetal, por lo que es importante darles la relevancia que se merecen durante todo el año aunque apetezcan más en invierno. Además, con este grupo alimenticio podemos ser muy creativos si mezclamos legumbres con otros alimentos más atractivos como almejas, por ejemplo.
Coles, brócoli, coliflor y brásicas en general. Tanto coles como berzas, coliflores o incluso el brócoli son verduras que no están entre las preferidas de la mayoría de la gente, pero creedme, de eso solo tiene la culpa lo mal que nos las cocinaban de pequeños. Os aconsejo que les deis otra oportunidad con alguna de las recetas que tenemos en Cocinillas y vais a ver cómo empezáis a verlas con otros ojos.
Calabazas. No es casualidad tampoco que las calabazas sean las protagonistas de Halloween, pues es cuando más ricas están y son más abundantes. Son geniales para preparar sopas, purés, revueltos y un montón de dulces como mermeladas, bizcochos, tartas de queso e incluso es genial para preparar dulces del estilo del dulce de membrillo.
Granada. Uno de los motivos por los que soy tan fan del otoño es que aparecen las primeras granadas ricas. No solo es una fruta cargada de antioxidantes que está buenísima, sino que además es muy adecuada como snack, pues como solemos comerla picoteando de los granos, comerla nos lleva un buen rato y eso nos ayuda a sentirnos saciados habiendo ingerido muy pocas calorías. Por supuesto, los granos de la granada son geniales como toppings tanto para postres como para platos salados.
Caqui, una delicia antioxidante y rica en fibra
Si te cuesta resistirte a la melosa pulpa del caqui, aún te gustará más al saber que, además, es un tesoro antioxidante. Esto se debe tanto a sus vitaminas A y C como a sus taninos, de efecto astringente. También aporta mucha fibra, lo que lo hace muy saludable para el corazón. Para ayudarlo a madurar, déjalo en el frutero junto a unas manzanas.
Verdura. Las verduras típicas de esta época del año son las espinacas, acelgas, col, brócoli, coliflor, rábano, puerro y alcachofa. El ajo y la cebolla son también importantes en nuestra dieta ya que tienen un componente antiviral y antibacteriano que nos protege de las infecciones. La zanahoria tampoco la debemos olvidar ya que es rica en betacaroteno, una sustancia que en el interior de nuestro cuerpo se transforma en vitamina A, vitamina esencial para mantener las mucosas en buen estado.
Mandarina. Es el primer cítrico de la temporada y llega repleto de vitamina C: bastan 2 mandarinas (200 g) para obtener toda la que se precisa al día. También aporta sustancias precursoras de la vitamina A, como la betacriptoxantina. Como se suele comer a gajos y no en zumo, se aprovecha bien toda su fibra.
Caldo. Un caldo natural ayuda a la hidratación en una época del año donde la sensación de sed disminuye. Además, el caldo nos aporta muchos nutrientes.
Jengibre. Es un alimento conocido por sus propiedades medicinales. Ayuda al sistema digestivo, circulatorio y combate los virus y bacterias dañinos ya que contiene potasio, niacina y vitamina C. Ideal para los constipados.
Membrillo. Se suele comer su confitura, muy dulce, pero esta fruta, asada al horno con canela y un poco de azúcar integral, resulta muy sabrosa. Junto a pequeñas dosis de minerales y vitamina C, aporta abundantes taninos antioxidantes que contribuyen a la salud cardiovascular. Mientras se hornea impregna la casa con su aroma cálido.
Fruta. Las naranjas y las mandarinas deberían ser un básico en invierno, dado que son frutas cítricas de temporada que tienen un alto contenido en Vitamina C. Durante el invierno también pueden ayudarnos los kiwis, piña y las fresas.
Frutos secos. Almendras, avellanas, nueces o anacardos pueden ser un gran complemento durante esta época del año, pero hay que controlar las cantidades.
Alimentos fermentados. Contienen probióticos y estos nos ayudan a potenciar el buen crecimiento de la flora bacteriana provocando efectos beneficiosos en el sistema digestivo e inmunitario. En este grupo de alimentos encontramos el yogur o el queso.
Castaña, energía que reconforta en los días más frescos. Este fruto seco es un buen tentempié para cuando refresca. Sus hidratos de carbono (41%), básicamente almidón, aportan energía al organismo. A su vez brinda nutrientes indispensables: potasio, magnesio, hierro y vitaminas B1, B6, C y E. Solo 200 calorías: es lo que proporcionan 100 g de castañas, mucho más bajas en grasas que otros frutos secos. Fuente Internet.