Por lo general, cuando vemos a una bailarina de ballet clásico, envidiamos su belleza y armonia, la gracia de sus movimientos y la liviandad de si baile … Pero no solemos pensar en el tremendo esfuerzo que han realizado para alcanzar ese nivel.
Si practicas ballet, cuida tus pies. Si buscas sentirlos renovados y ligeros, presta atención!
Detrás de la hermosa, delicada y elegante coreografía de una bailarina de ballet, se esconde un estricto estilo de vida y exigentes ensayos que parecen inimaginables al ver el resultado en el escenario. El danzar delicado tal como si fueran livianos y frágiles cisnes, esconde una real tortura corporal donde los pies se llevan la peor parte. Es que la bella figura de una bailarina se nubla cuando se quita sus zapatillas de punta.
Las zapatillas de punta pueden parecer delicadas, pero hay algo de corsé isabelino en ellas que refleja su severo propósito: equipar al bailarín o bailarina para hacer maniobras para las que no ha sido diseñado el ser humano. Estar en puntas de pie es una de las cosas más atléticas que puedes hacer, estás ejerciendo una fuerza equivalente a 10 a 12 veces tu peso corporal, subiendo y bajando en esas zapatillas de ballet.
Para tus pies:
- Hacer un baño de pies cada noche, con agua tibia, como bañarlos con agua y sal.
- Son muy recomendables los baños alternos de agua fría y caliente; su acción relaja, deshincha y estimula la circulación sanguínea.
- Friccionarlos con alcohol alcanforado después del baño.
- Para aliviar los pies hinchados introducirlos en agua con un poco de melisa.
- También se puede utilizar arcilla verde, en polvo o pasta.
Los pies de una bailarina de ballet son vitales para su éxito. Cuídalos!