¿Puedo mejorar la flexibilidad?

No tengo flexibilidad. Seguramente más de una persona se ha justificado alguna vez con esta frase al no poder hacer determinada actividad. Sin embargo, y pese a que en muchas ocasiones es una de las condiciones físicas más olvidadas, ésta, al igual que la resistencia, la fuerza o la velocidad, se puede mejorar.

Antes de empezar cualquier actividad física tenemos que ser conscientes de si somos aptos para realizarla y estar asesorados por un profesional experto en la materia, quien nos ayudará a saber qué ejercicios necesitamos hacer, cuántas repeticiones tendremos que hacer y cuántas veces a la semana hay que ejecutarlos.

El problema radica en que al contrario que en las otras condiciones la flexibilidad tiende a la involución desde edades muy tempranas.

  • Hasta los 8 o 9 años de vida, los niveles de flexibilidad son óptimos.
  • Más tarde, en etapas prepuberales y en plena pubertad, tienen lugar diferentes cambios óseos y musculares que impiden el desarrollo de dicho componente.
  • Entre los 20 y los 30 años de edad, los científicos apuntan a pérdidas significativas de hasta el 80 por ciento, si no se trabaja sobre ella.
  • Para el desarrollo de la flexibilidad, hemos de tener presente dos principios, el de progresión y el de frecuencia. Así pues, es recomendable comenzar poco a poco, y con un número de sesiones de entre 3 y 5 a la semana.

¿Por dónde empiezo?

No existen ejercicios imprescindibles que tenemos que realizar sí o sí para conseguir aumentar nuestra flexibilidad. La selección de los mismos dependerá de si buscamos rendimiento o salud. Al igual que en cualquier ejercicio deportivo el tiempo de mejora dependerá de la situación de partida, de la condición física de la que parta la persona. Por ello, una persona que parta de un estilo de vida sedentario, con bajos niveles de condición física y se someta a un plan para el desarrollo de la flexibilidad sufrirá adaptaciones al ejercicio y, por tanto, mayor evolución, en proporción, que una persona con un estilo de vida más activo y mejor condición física.

Podemos realizar dos tipos de métodos

Sistemas dinámicos: son muy sencillos de realizar, pues apuntan a los ejercicios tradicionales, caracterizados por continuos rebotes (lanzamiento de piernas y brazos, balanceos de piernas y brazos, giros, etc.). En ocasiones, podemos realizarlos con la ayuda de un compañero, por lo que resultan más divertidos. Es apto para principiantes por la facilidad que entraña la ejecución de sus ejercicios, aunque hay que tener especial cuidado, ya que los rebotes pueden provocar lesiones.

Sistemas estáticos: son más efectivos que los anteriores, puesto que el trabajo muscular es más localizado. Se recomienda su uso para personas de mayor nivel, ya que requiere alta concentración y control postural. Alguno de los métodos más conocidos, son los estiramientos isométricos (tensar el músculo estirado durante 10 o 15 segundos actuando contra una resistencia externa que impida el movimiento, y relajar durante unos 20 segundos antes de repetir lo mismo), y el método de Facilitación Neuromuscular Propioceptiva (FNP).

Foto: Laura Pacheco para SMODA
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