Bronislava Nijinska: otra forma de concebir la danza

Fue una bailarina, coreógrafa, maestra de ballet y directora de compañías de danza varias. Ella, como Isadora Duncan, Mary Wigman, Loïe Fuller, Ruth Saint Denis y Gret Palucca, fue una de las pioneras en haber abierto el campo de la coreografía a las mujeres.

Por Juanita Blee para Historia Hoy (2022).


Bronislava Fomínichna Nijinsky nació en Minsk, el 8 de enero de 1891. Era la tercera hija del matrimonio entre los bailarines polacos Tomasz Nijinsky y Eleonora Bereda, quienes habían comenzado sus carreras dentro del ballet en el Teatr Wielki de Varsovia y para cuando se conocieron ya eran profesionales ambos de la compañía Setov de Kiev, con la que actuaron en las capitales de las provincias del entonces Imperio Ruso. La pareja de danzantes procreadores no solo supo desarrollar sus aptitudes sobre los escenarios, también lo hizo enseñando bailes de salón a adultos y dando clases de ballet para niños. Desde muy temprana edad instruyeron a sus hijos en bailes folclóricos: polaco, húngaro, italiano y ruso. Broni (como le decían afectuosamente sus familiares y amigos) y sus hermanos aprendieron ballet junto con todo tipo de pasos de baile diferentes bastante antes de haber sido alfabetizados.

A sus nueve años, la benjamina de la familia comenzó sus lecciones de ballet con el famoso bailarín y coreógrafo italiano Enrico Cecchetti, el cual reconoció rápidamente las habilidades connaturales de la niña. En 1900, fue aceptada en la misma escuela de artes escénicas patrocinada por el estado, la Escuela del Teatro Imperial, a la que su hermano, el bailarín Vaslav Nijinsky, había ingresado dos años antes (época misma durante la cual la conflictiva separación de sus progenitores se había materializado y la mudanza de Eleonora y sus tres vástagos a San Petersburgo concretado). Broni se graduó de esa institución en 1908, obteniendo el Primer Premio por sus logros tanto en danza como en materias académicas. Tras ello, se alistó como “Artista del Teatro Imperial”, una formalidad gubernamental que le aseguraba seguridad económica y una vida privilegiada de bailarina profesional. Ese mismo año, Nijinska (esa A fue modificada por la Y final de su apellido paterno a fin de diferenciarla de su hermano Vaslav) fue admitida en el Ballet Imperial (entonces también conocido como “Mariinsky Ballet” y más tarde conocido como “Kirov Ballet”), donde, a menos de un año de haber sido aceptada como parte del plantel estable de bailarines, actuó en la obra del celebrado bailarín y coreógrafo Michel Fokine “Les Sylphides”.

Bajo su mirada y liderazgo, ella pudo experimentar directamente la visión coreográfica de aquel genio vanguardista; vivencia que le signicó la concientización de su propio deseo de devenir coreógrafa y creadora de personajes cuyos movimientos expresasen emociones que movilizaran tanto estética como intelectualmente a los espectadores.

En 1920, publicó “La escuela del movimiento”, un libro en el que desarrolló su teoría sobre la coreografía, el cual se ha perdido para la posteridad (como gran parte de los materiales de danza que creó en Kiev. El único remanente, aparentemente, es un manuscrito de 100 páginas que se encuentra garabateado en uno de sus libros de ejercicios).

Sin embargo, en un breve ensayo publicado en 1930, la bailarina/coreógrafa/profesora y creadora de su propio método de enseñanza recapituló las ideas claves que configuraban su cosmovisión estético-coreográfica, en el que escribió: “Así como el sonido es el material de la música y el color es el material de la pintura, así el movimiento constituye el material de la danza. […] La acción del movimiento debe ser continua, de lo contrario se interrumpe su vida. […] En coreografía, la transición debe ser movimiento. […] La posición del cuerpo es un resultado creado por el movimiento. […] El movimiento coreográfico debe tener su propio ser orgánico (diferente en cada composición), su propia respiración y ritmo. […] El artista canta el movimiento de su danza para que el espectador escuche con sus ojos la melodía de su movimiento […] El artista de la danza debe ver y conocer perfectamente el movimiento en toda su naturaleza, debe trabajar el movimiento como material de su arte. […] El secreto de pensar y actuar entre posiciones es: Movimiento…”.

Es en ese texto, Nijinska dejó documentada su búsqueda de un nuevo medio de expresión basado en la extensión del vocabulario clásico de los pasos de baile, pero sin pretensión alguna de esa intención de derrocamiento de la tradición del ballet que conllevaba la danza moderna, sino por la mera incorporación de modos de movimiento completamente nuevos, por el mero interés de experimentar la “otredad” y sus rizomáticas posibilidades.

Artículo completo: Bronislava Nijinska: otra forma de concebir la danza

Foto, Bronislava Nijinska (1891-1972). Septiembre de 1942.

 

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