Quien me conoce sabe que en mis clases se trabaja a fondo, manteniendo un equilibro personal y profesional importante.
Mis alumnos se sienten muy motivados e inspirados adquiriendo conocimientos y experiencias de la mano de alguien que tiene una formación sólida y, además como en mi caso, siempre a la vanguardia de nuevas actividades. Por regla general mantengo con todos ellos una relación de intenso feedback. Con rapidez se genera una relación muy positiva en que todas las partes ganan.
Fundamentalmente no me considero una coaching, pero si una mentora que potencia a los demás con mis consejos prácticos basados en mi experiencia personal, y eso para mi es la base de toda confianza y responsabilidad. No hay nada más gratificante como profesora que poder compartir lo aprendido y lo que ha comprobado que es eficaz. Mi trabajo como «mentora» me llena de orgullo, felicidad y satisfacción.
En mi caso, he tenido la enorme fortuna de tener una formación extraordinaria con muchos maestros y bailarines inigualables a lo largo de mi vida. Sin duda, cada uno de ellos me inspiraron y motivaron a crecer como profesional, y también como persona. Esto es lo que transmito a mis alumnos, para que puedan mejorar y crecer.
Siempre hay cosas que aprender, siempre hay margen para mejorar y seguir evolucionando en forma positiva.
Creer en los demás es fundamental, pero llegar a la otra persona y ayudarla para que en su camino vea que alcanza sus metas y disfruta de sus logros, eso no es mágico. Eso es el resultado de una labor profesional con mayúsculas, pues es una profesionalidad que se ha logrado a base de estudio intenso y años de experiencia. En esto no existe la magia, solo el trabajo y la dedicación. Gracias por acompañarme!
