Educar la mente es lo mismo que educar al cuerpo: si queremos lograr, por ejemplo, un abdomen modelo, necesitamos sin duda una serie de ejercicios, voluntad y paciencia, y seguramente algunos sacrificios en cuestión alimenticia.
La mente se empieza a educar desde que empezamos a tener voluntad por hacer algo. La intención es una clave poderosa que empieza a transformar las cosas, y desde el momento en que tienes el deseo de crear en tu vida salud y fortuna, tu mente inicia su trabajo y de pronto comienzan a suceder en tu vida determinadas situaciones que te hacen valorar, considerar, reflexionar, y finalmente te hacen decidir.
Quizá encuentres una serie de problemas e inconvenientes en el camino, pero cada vez que intentas solucionarlos, cada vez que tomas una decisión enfocada en esa dirección, tu acción te llevará hacia donde anhelas, pues estás fortaleciendo esta herramienta, y te conduciendo sin duda hacia donde quieres.
- Un pensamiento de calidad es aquel que contiene más vida y “más nutrientes frescos”; es decir, aquel que nos hace sentir entusiasmados, vivos, alegres, curiosos, espontáneos y satisfechos con lo que somos.
- Queremos decir que nuestro pensamiento debería estar enfocado solamente en aquellas cosas que nos hagan sentir entusiasmados y motivados, y no en aquellas cosas que no queremos o que nos hagan sentir deprimidos o abatidos.
- Enfocarnos en nuestras metas positivas, nos acelera el corazón, aunque sin perder de vista el entorno que nos rodea, porque esas circunstancias que a veces nos parecen adversas y las cuales aparentan no tener nada que ver con lo que queremos, son el medio, aunque no lo creas, por el cual podremos lograr lo que tenemos en mente.
Quizás al principio ésta sea un ardua labor, pero con práctica y poco a poco aprenderás a mantenerte muy enfocada en las cosas que quieres, y entonces tu voluntad comenzará a fortalecerse y podrás ver que en tu vida comienzan a suceder cosas realmente sorprendentes.