Coco Chanel y Apelles Fenosa

Revelada la relación entre Coco Chanel y el escultor Apel—les Fenosa.

La pareja dio cuerda a su romance en 1939, hasta que el humilde artista se cansó.
Apel—les Fenosa cambió en poco tiempo los rigores de la guerra civil por una suite en el Ritz. Este escultor catalán, comprometido republicano, vivió tras exiliarse en Francia un pasional idilio con la diva de la moda Coco Chanel, quien le mantuvo en París. Entre 1939 y 1940, la pareja dio cuerda a su romance hasta que el artista barcelonés, un tipo humilde, se cansó de los perfumes, la sofisticación y los opiáceos viajes de su compañera. Se desvaneció el deseo, aunque no el cariño; en 1948, Coco le haría el vestido de novia a la mujer de Fenosa, Nicole.

Los archivos de la Fundación Chanel han aportado documentación y fotografías inéditas sobre la pareja, que darán pie a una exposición desde el 18 de marzo en la sede de la Fundación Fenosa, en el Vendrell.

“Fenosa es la danza inmóvil. Es el viento que esculpe a las mujeres, el bronce que emana del suelo como la mandrágora, es la inmovilidad blanca de Don Tancredo ante los cuernos”. El poeta y dramaturgo Jean Cocteau fue quien presentó Fenosa a Chanel, en julio de 1939, según han revelado sus archivos personales. Cocteau conocía al escultor de su primera etapa en París (1921-1929), y aparte de darle techo, tiró de influencias para que el catalán regularizase su situación.

El flechazo entre Fenosa y Chanel, dieciséis años mayor, fue inmediato.

“Me llamaron de la Fundación Chanel. Querían saber quién era ese señor que aparecía en las fotos”, explica Josep Miquel Garcia, director de la Fundació. Garcia ha tenido acceso a fotografías y a documentos personales que prueban la relación sentimental y que nutren la muestra.

Coco Chanel pagaba la factura de la suite 18 del Ritz, y el escultor vivía a todo tren. Fenosa le hizo un retrato a su musa, y ésta le colmó de regalos. Su relación fue más allá de la amorosa. También colaboraron profesionalmente, al menos en el diseño de la escenografía y el vestuario para el estrambótico ballet La bacanal, de Dalí (1939).

El idilio no escapó al intuitivo objetivo del fotógrafo Hoyningen-Huene, que les retrató varias veces. También mientras trabajaba en La bacanal. Al final, el escultor se cansó de la opulencia y de la adicción de ella por la morfina. Se lo contó en los 70 en una entrevista privada a la escritora Nella Bielsky, aunque hasta el momento no había ninguna prueba gráfica. “Yo no nací para esta vida”, confesó el escultor, recordando cómo se vio obligado a renovar su vestuario y hasta su colonia.

Un día, la creadora del Chanel 5 le vació su perfume barato en el váter. Aunque pesó más aún la drogadicción de la diva. “No lo podía soportar”, admitió Fenosa, quien le dio un ultimátum: la relación se rompió a inicios de 1940. Aun así, Coco y Fenosa se vieron regularmente entre 1944 y 1952, y la diseñadora también llegó a conocer a Nicole, la esposa del escultor, quien vive todavía.

Precisamente, una de las más famosas esculturas de Fenosa en esa época, Monumento a los Mártires D’Oradour –en recuerdo de la masacre nazi en este pueblo, en 1944– se instaló en Gernika. Fenosa fue amigo de grandes artistas como Giacometti, Miró y Picasso –quien le compró 120 esculturas para ayudarle económicamente–, y su obra se expuso en la mayoría de grandes capitales del mundo.

Sus méritos artísticos y humanos le valieron la Medalla d’Or de la Generalitat y la Legión de Honor francesa. Vivió en París hasta su muerte, en 1988.  Por Oriol Margalef – La Vanguardia. Cultura – 24/02/2011

Apel·les Fenosa fent el retrat de Coco Chanel, estiu de 1939. Fotografia: George Hoyningen-Huene

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