La exigencia a la que se exponen hoy en día los bailarines, a veces no es limitada ni considerada por las señales que envían sus cuerpos al momento de evitar una lesión.
Por ello mismo de hacerte conocer los riegos y lo cuidados que debemos tener a la hora de realizar esta actividad física que tanto amamos que es la Danza.
Por Myriam López Blanco para Mundinteractivos, S.A.
CONTRACTURAS MUSCULARES
En muchas ocasiones cuando tocamos un músculo que nos duele podemos sentir algunas partes más duras al tacto y sensibles a la presión. La mayoría de las veces esas son contracturas y se produce porque el músculo se contrae brusca e involuntariamente. Suele ser dolorosa, más no grave.
Las contracturas más frecuentes, pero menos graves, suelen presentarse cuando se obliga a un músculo o a un grupo muscular a realizar un esfuerzo para el que no está preparado.
Si se trata de personas sedentarias, puede desencadenarse una contractura al efectuar algún movimiento brusco o violento durante las labores domésticas o por muchas horas de ejercicio continuo sin preparación entre otros.
Otras causas son las posiciones estáticas durante mucho tiempo, la ansiedad y el estrés.
Existen dos tipos de contracturas:
1 – aquellas que aparecen cuando se está realizando el esfuerzo
2 – las que ocurren después de este.
Las del primer tipo se deben a la acumulación de productos metabólicos en el interior del tejido muscular. Por medio de la sangre, se oxigenan y alimentan los músculos, pero además se eliminan las sustancias tóxicas resultantes. Cuando se efectúa un movimiento brusco, los vasos sanguíneos no están preparados para trabajar tan rápido y cuando se liberan los elementos tóxicos provocan al mismo tiempo dolor y contracturas.
La otra forma de contractura se debe al estiramiento de las fibras musculares o a su trabajo excesivo; esto provoca lesiones en los tejidos o en las articulaciones. El tejido lesionados se repara en pocos días o en dos o tres semanas, desapareciendo el dolor. Se puede prolongar a más tiempo debido a adherencias entre los tejidos.
Algunos buenos consejos son:
- Aplicación de calor, electroterapia, masajes y realización de determinados ejercicios.
- Calentamiento previo a cualquier actividad deportiva y un enfriamiento posterior a ella.
- Ejercicios de estiramiento diarios.
CAUSAS
CUELLO: causadas por giros bruscos, traumatismo en la cabeza, posiciones estáticas mantenidas o alteraciones en las articulaciones intervertebrales.
ESPALDA: ocasionadas por curvaturas excesivas de la columna, que reciben el nombre de Cifosis, Escoliosis e Hiperlordosis, que por lo general se presentan acompañadas por un dolor intenso. Otras posibles causas son los esfuerzos al alzar peso, hacer ejercicios en exceso, la artritis de columna, el lumbago y el ciático.
HOMBRO, BRAZOS Y MANOS: estas zonas son muy propensas a sufrir contracturas causadas por torceduras, esguinces, artritis u otras inflamaciones articulares, posturas inadecuadas, cambios climáticos o exposiciones prolongadas al frío o humedad no acostumbradas. También son provocadas por caídas y traumatismos, sobre todo en las personas mayores.
PIERNAS, CADERAS Y RODILLAS: causadas por artrosis, lesiones en los meniscos, esguinces, posturas forzadas o tendinitis.
Algunos ejercicios:
1 – Gire el cuello hacia el lado tratando de tocar el hombro con la oreja.
2 – Tendido de espaldas, con la cabeza apoyada sobre las manos, presione los glúteos contra el suelo. Mantenga esta posición durante 5 segundos; posteriormente relájese y tire de la cabeza hacia delante, para estirar la nuca y la parte superior de la espalda. Repita 2 veces, 5 segundos cada una.
3 – Coloque las rodillas juntas, apoye los pies en el suelo, entrelace las manos detrás de la cabeza apoyando los brazos en el suelo. Se apoyará la pierna izquierda sobre la derecha y desde esta posición se empuja con la pierna izquierda a la derecha hacia el suelo
4 – Se extienden los brazos por encima de la cabeza y se estiran las piernas, como si pretendiera tocar algo con las puntas de ambas extremidades. Tirar de la pierna derecha hacia el pecho, manteniendo la cabeza en el suelo sin forzar.
5 – Con los dedos entrelazados detrás de la espalda estire los brazos y levántelos por detrás hasta notar el estiramiento en los hombros, el pecho o los mismos brazos. Realice este suave estiramiento por 10 segundos. Mantenga el pecho hacia fuera y la barbilla hacia dentro. © Mundinteractivos, S.A.
