La revista argentina Nota al Pie, dialogó con David Lifar, discípulo de Indra Devi (Riga,12 de mayo de 1899 – Buenos Aires, 25 de abril de 2002) quien dirigió la fundación que lleva su nombre durante más de dos décadas. En la entrevista explicó en qué consiste el yoga, su aplicación en la vida diaria, y relató sus experiencias con la destacada yoguini.
Por Franco Montesivo para Nota al Pie, 2021.
¿Qué es yoga?
Indra Devi define al Yoga como un arte y ciencia de vida que nos ayuda a desarrollar nuestro aspecto físico, mental, emocional y espiritual. El ser humano no es solamente cuerpo, no es solo mente, no es solo emociones o espíritu. Somos una compleja mezcla de todo ello y en el diario vivir ese equilibrio mental-físico-espiritual se quiebra. Lo que hace el yoga es darnos las herramientas para re-establecer un nuevo equilibrio con armonía. Esas herramientas son la respiración, las posturas de yoga, la meditación, la concentración. A eso se suma un decálogo de principios filosóficos y morales que debe seguir aquel que quiere profundizar el camino del yoga.
¿Cuáles son los aportes al yoga y al bienestar humano?
El yoga nos da un decálogo de principios éticos que quien lo transita debe seguir. Las posturas nos ayudan a establecer el cuerpo, que es el vehículo físico que nos transporta por la vida. La respiración tiene un rol fundamental que posibilita unir en tiempo y espacio el cuerpo y la mente. Nos ayuda a aplicar y encontrar dos cosas: por un lado fortalecer el músculo de la concentración y en segundo lugar a vivir en presente, en el aquí y ahora. Esos son los principios fundamentales que Indra Devi nos enseñó.
¿Quién fue Indra Devi?
Mataji Indra Devi fue una gran maestra de Yoga, con características muy especiales. Ella descubrió el yoga a principios del siglo XX y siguió a Krishnamurti en aquella época, quien le enseñó la libertad y vivir en el eterno presente, aquí y ahora. Años más tarde tuvo la oportunidad de estudiar con un gran maestro de Hatta Yoga, Tirumalai Krishnamacharya, quien fue reconocido como un maestro de grandes maestros, el gran yogui del siglo veinte.
Ella fue la única persona occidental que tuvo la oportunidad de formar parte de un selecto grupo de alumnos de ese gran maestro. Krishnamacharya tuvo la gran virtud de hacer el yoga algo alcanzable para todos. Es lo que diríamos en términos actuales, fue un yogui inclusivo. Lo que él hizo fue adaptar el yoga a las posibilidades de cada persona, para el joven, para el niño, para quien tiene flexibilidad y para quien no la tiene, para embarazadas, para personas mayores. Él diseñó un yoga en el cual el maestro se adapta al alumno y no donde los alumnos se deben adaptar al maestro. Ahí está la gran clave, Inda Devi fue un alma grande, una mujer muy abierta de mente y de corazón, por eso tuvo esa posibilidad.
¿Dónde enseño yoga Indra Devi?
Mataji fue la gran difusora del Hatta Yoga en Estados Unidos, en América y particularmente en Argentina. Cuando ella llegó en el año 1982 a Argentina, se empieza a hacer un trabajo de difusión importante, que fue comenzado por Iana, mi esposa, quien fue su primer discípula en nuestro país. Yo me incorporé en el año 1987 a lo que es su grupo de personas que la ayudaban, para preparar los programas de formación de profesores. Desde ese entonces, junto a Indra Devi hemos viajado por todo el país y por el mundo difundiendo su visión del yoga
Uno de los componentes del código de conducta del yoga es “Ahimsa”, que significa no violencia. ¿Esa no-violencia se refiere solo a no ejercer violencia contra personas o también ese deber incluye a los animales? ¿Un practicante de yoga, para ser un buen practicante, debiera ser vegetariano?
Es un tema delicado. Yo soy vegetariano desde el año 80, desde antes de empezar el yoga. Empecé con el vegetarianismo por una cuestión de salud. Sufría de ácido úrico, tenía cólicos renales y por eso dejé de comer carne. Despues empece a tomar mayor conciencia cuando inicie el camino del yoga y deje el pollo y luego el pescado.
Lo que nosotros buscamos mediante la práctica del yoga es mejorar la calidad de vida. Para mejorar la calidad de vida hay algo que no debemos olvidar, como lo es los usos y costumbres, es decir la cultura en la cual vive rodeada la persona. En muchos casos nos vamos a encontrar que las personas que practican yoga no son vegetarianas. Nosotros no obligamos a nuestros alumnos a ser vegetarianos. Y pocas veces hablamos de la alimentación.
Después las personas empiezan a preocuparse sobre cómo mejorar el funcionamiento de nuestro vehículo que es el cuerpo. Entonces empiezan a mejorar, empiezan a consumir algunos alimentos orgánicos. Pero a veces no se puede todo orgánico, se consumen más frutas, más vegetales, más legumbres, todo más cerca de la naturaleza y más alejado de los procesos industriales. Son esos los primeros pasos.
Hay una frase que siempre digo a los alumnos y es “es más fácil ser vegetariano, vegano o macrobiótico que buena persona”. Y ahí es donde tenemos que hacer hincapié, es decir, en cómo podemos ser mejores seres humanos. A veces se tiende a idealizar el yogui como así también al vegetarianismo. A ellos yo les digo lo siguiente: Hitler era vegetariano. Entonces no tiene que ver siempre lo que consumo como alimento, con el cómo procedo o cómo pienso. ¿Ayuda? Sí, ayuda. Pero no debemos caer en el fanatismo.
Yo no puedo obligar a una persona a que se haga vegetariana o vegana. No puedo ir a la casa de mi amigo o un familiar y decirle “esto es veneno”. No, porque hay principios y culturas. Una de las cosas que enseña el yoga es respetar al otro.Y si es su costumbre debemos ser respetuosos. Un alimento sano que se come con tensión o preocupación es peor que un pedazo de carne. El yoga lo que busca es encontrar mi equilibrio, de modo respetuoso de cómo piensan los demás. Y principalmente, respecto de quienes no piensan como yo.
Indra Devi tuvo cercanía con el maestro espiritual Sathya Sai Baba, de India. ¿Cómo era el vínculo entre ellos?
Mataji Indra Devi conoció a Sathya Sai Baba en los años sesenta y realizó veinticinco viajes a India llevando a personas para que conocieran a ese maestro. Fue una verdadera transformación en la vida de Mataji, ella ya era maestra de yoga y enseñaba meditación.
Conocer a Sai Baba le permitió profundizar su desarrollo espiritual. Fue un antes y después. De allí surge el libro Sai Yoga, porque él le hace ver a Mataji de un modo distinto las posturas de yoga. Esas posturas de ejercicio físico requieren ser llevadas a la vida cotidiana, en la relación con los otros y con el mundo. Yo creo que allí está el gran cambio con Sai Baba. Luego, en el año 1987 viene una separación, se separan por distintas circunstancias. Pero siempre Sai Baba estuvo en su corazón.
¿En qué se diferencia Sai Yoga de Hatta Yoga?
Se diferencia en la actitud espiritual en la postura. Se trata de una actitud meditativa en cada una de las asanas. No solo se trata de un ejercicio físico sino también de un momento de reflexión, para buscar un equilibrio, la armonía, el dejar atrás algo que no quiero ser. Es ir hacia el presente y proyectarse hacia el futuro respecto de aquello que efectivamente quiero ser y como quiero ver la vida. Esa era la actitud que Mataji le daba a la postura. Es una práctica netamente meditativa y espiritual en las asanas.
El yoga no solo es la realización de posturas (asanas). El yoga es una filosofía, basada en un código ético. ¿Podría explicarnos en qué consiste ese código de conducta?
El yoga tiene dos primeros pasos: Yama y Niyama, y tiene que ver con lo que una persona debiera y ser y con lo que no debiera ser. Son cinco Yama: el que más me gusta es Sathya, significa que nuestro proceder en la vida tiene que ser acorde a la verdad.
El siguiente principio es Ahimsa que significa “no violencia”, ni con el pensamiento, ni con la palabra ni con la acción. No es solamente “no matarás”, esto es mucho más amplio. Se puede agredir con la palabra, con una mirada, con un gesto, tenemos que empezar a ser cada vez más cuidadosos con esos temas. No robar, no solo no robar cosas materiales, no robar energía y tiempo de la gente. Nos habla también de no codiciar, aprender a estar bien con lo que uno tiene.
Después habla de Brahmacharya, no malgastar la energía sexual. Cuando se habla de Niyama, se refiere a Santosha, que es estar contentos con lo que la vida nos da en este momento. Esto no quiere decir que nos conformemos con esto y que no debamos aspirar a más, pero hoy es esto lo que la vida nos da y la idea es que disfrutemos el aquí y ahora. El siguiente es el de Pureza, de pensamiento, palabra y acción. Tapas es austeridad, es no hacer ostentación. Svadhyaya es el estudio de lo sagrado, de aquello que nos eleva.
Y por último tendríamos Isvara Pranidhara que significa “que se haga su voluntad”. Es decir, yo hice las cosas lo mejor que pude para poder revertir la situación y a veces nos damos cuenta que estamos cansados. Bueno, allí es cuando tenemos que aceptar. ¿Significa que debo bajar los brazos?
No. Al día siguiente cuando vuelvo a levantarme para intentar hacer lo mejor posible para que no se repitan dichas situaciones. El yoga es muy amplio, es un trabajo permanente y a lo largo de toda nuestra vida.
Entrevistas I y II: www.notaalpie.com.ar
Indra Devi International School of Yoga – indradevi-international.net.ar