Isadora Duncan (1878-1927), una firme defensora de los derechos de la mujer. Defendió la libertad del cuerpo de la mujer y de su derecho a desvincularse de los roles de madre-esposa, pugnando por la realización personal sobre los clichés sociales. Eligió ser madre soltera, y así concibió tres hijos. Sus principios sobre el amor, sobre el derecho de la mujer al propio goce, sobre los lazos del matrimonio y sobre la maternidad son aún hoy de avanzada en muchos rincones del mundo.
Bailarina, coreógrafa, maestra de baile, pensadora y creadora de una de las primeras técnicas de la danza moderna. Duncan dejó un gran legado en el mundo de la danza del siglo XX. Rechazó las estructuras, los pasos y posiciones del ballet clásico. Se inspiró en el arte clásico griego y en la naturaleza: una túnica vaporosa que dejaba adivinar el cuerpo y entrever las piernas desnudas y los pies descalzos, sin maquillaje y con el cabello suelto.
«Lo que distingue a Isadora es que el instinto domina constantemente a la mujer y a la artista.» La Danza Moderna de Jacques Baril – Editorial Paidós, 1987.
Hablar de Isadora es hacerlo de la mujer, no solo de la bailarina ♥