Aunque no lo creas, bailar es un ejercicio aeróbico que puede beneficiar a tu salud igual que la práctica de algunos deportes y sistemas de entrenamiento. Piensa, por ejemplo, en el entrenamiento de algún futbolista que hayas visto por la tele:
- Alterna pasos largos y cortos a diferente intensidad.
- Combina desplazamientos laterales.
- Avanza un trecho y desanda el camino de espaldas.
Todos estos ejercicios, y muchos más, son los mismos que puedes realizar durante una sesión de baile… pero de forma más entretenida.
Recuerda que la actividad aeróbica requiere de una gran implicación por parte del sistema cardiovascular y respiratorio. Pero hay más ventajas:
- Favorece la eliminación de grasas y te ayuda a bajar los niveles de colesterol.
- Facilita tu circulación sanguínea, ayudándote a reducir la acumulación de líquidos y a eliminar toxinas.
- Mejora tu capacidad pulmonar y el aprovechamiento del oxígeno no sólo por los músculos (incluyendo el corazón) sino también por los órganos internos y la piel. Si practicas con frecuencia, notarás mayor capacidad para realizar esfuerzos, pero también más salud en general.
- Te reafirma los tejidos y el tono muscular, fortaleciendo tu musculatura y dando a tu piel un aspecto sano y más joven.
- Te ayuda a aumentar la reabsorción de calcio por los huesos, fortaleciéndolos y disminuyendo el riesgo de fracturas.
Y todo esto, de forma amena, mientras escuchas música. Además, hay multitud de bailes para elegir el que más se adapte a tu gusto, tu edad o tu forma física. No todo es mover las caderas como Shakira o realizar complicadas coreografías como Michael Jackson.
Lo importante es que al realizar estos ejercicios al ritmo de la música, aumentas tu coordinación, tu agilidad y tu equilibrio. Además, mejora la concepción del propio cuerpo y te permite corregir malas posturas derivadas de la vida sedentaria, reduce tu tensión y estrés y te ayuda a relacionarte. ¿Se puede pedir más? Fuente calvo.es