El Yoga y las Asanas

Asanas. Ese es el verdadero término que se utiliza para describir lo que, en verdad, en la jerga popular, todos llamamos “posturas” de Yoga. A decir verdad, el error no es tal, solo se trata de una imprecisión, una no traslación idiomática y veamos por qué: la palabra proviene del sánscrito “asana” y, en efecto, significa…”postura” (globalización de por medio, debiéramos decir asana; castellanización de por medio, en cambio, debiéramos decir “postura”).

Más allá de cuestiones idiomático-linguísticas, las asanas o posturas o como sea, son básicamente la piedra angular, la herramienta más importante que posee el ejercicio conocido como Yoga. Cada asana hace referencia a una determinada posición que es adoptada por el cuerpo físico (recordemos, el Yoga también tiene una carga espiritual) pero tiene un triple efecto: físico, emocional y psíquico. Estamos ante una unidad inseparable.

Las asanas del Yoga son numerosas; tan numerosas como el Yoga que, en la actualidad, se ha ramificado de forma casi excesiva. En el presente artículo comenzaremos por presentar algunas posturas sencillas para que todos puedan iniciarse en este ejercicio sin mayores incovenientes (o sin transformar el propio cuerpo en un nudo de marinero).

Asana de la pinza: debemos sentarnos con las piernas en línea recta. Luego, de a poco, ir descendiendo todo lo que podamos, claro, sin forzar, acercando el tronco y el rostro hacia las rodillas sin desplegarlas del suelo. Mantener un minuto o más la posición.

Asana del arado: estando extendidos en el suelo, boca arriba, las palmas de la mano tras la nuca, damos paso al elevamiento lento, paulatino, de nuestras piernas. El movimiento debe ser en línea recta hasta rebasar la cabeza. Se mantiene la posición durante un minuto.

Asana de la vela: es la asana por antonomasia (en cualquier dibujo promocional de alguna clase de Yoga, se verá, casi seguro, un muñeco realizando esta postura).

Su realización no presenta mayores dificultades y se consigue después de elevar las piernas en línea recta para luego apoyarse en las manos. Ya una vez arriba, se abren las piernas en forma de tijera, manteniendo la posición un minuto, se cruzan otro minuto y se flexionan durante el mismo tiempo. Mantener la respiración de forma regular sin alteraciones.

Estas son las posturas ideales para todos aquellos que quieren empezar con el Yoga y no se animan a realizar asanas más complicadas. Arrancar con estos prácticos ejemplos puede ser el empujón que necesitamos para, en un año, estar realizando esas otras complicadas posturas. Sí, eso que antes llamábamos “nudos de marinero” y que, luego, podremos dominar. Fuente sobretodosalud.com

El Yoga y las Asanas

 

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