Tener estabilidad en la danza, conseguir el «aplomb», es un problema de gran importancia para todo bailarín. El «aplomb» se va elaborando durante el transcurso de todos los años de estudio y se consigue tan sólo al final.
Se comienza a elaborar la estabilidad en la barra: durante el ejercicio, el torso debe tenerse erguido sobre la pierna, de tal manera que en cualquier momento se pueda soltar la mano que tiene la barra sin perder el equilibrio. Esto servirá también para la fiel ejecución del ejercicio en el centro.
Es necesario procurar que el peso del cuerpo esté proporcionalmente distribuido sobre toda la planta del pie y no sólo sobre el dedo gordo. Si el torso no se mantiene recto sobre la pierna y se inclina hacia la barra, la estabilidad no se crea. A medida que ésta se va adquiriendo, los ejercicios se hacen en media punta y en punta.
Cuando el ejercicio se hace en media punta y en el centro, influye en la estabilidad la correcta posición de los brazos. Si las manos y los brazos no ocupan las posiciones que se indican en la técnica académica, será muy difícil conservar el equilibrio.
Se puede decir que la bailarina ha adquirido su «aplomb», cuando puede permanecer mucho tiempo sobre una pierna en la misma posición.
Y la espalda. El eje del «aplomb» es la espina dorsal. Por medio de las observaciónes propias sobre las sensaciones de los músculos en la región de la espalda ante diversos movimientos, se puede llegar a dominarlos. Cuando se puede controlarlos mediante los músculos de la cintura, enctonces se captará el eje de la estabilidad. Es ahí donde se puede estudiar sin miedo todas las dificultades del arte del ballet, hasta los grandes saltos sobre una pierna (gran jeté, cabriole etc.) para cuya ejecución es indispensble la perfecta manera de sostener y colocar la espalda. © The Vaganova Method
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