El ballet : cuando la competencia obsesiona.
La búsqueda constante de la perfección y la belleza que exige el ballet ha desatado crueles competencias entre los integrantes de las grandes compañías; sin embargo, ¿realmente este arte es tan oscuro?
En nombre del ballet se ha dicho mucho: halagos a la perfección de sus movimientos; alabanzas a la belleza de sus intérpretes; sin embargo, también se han escrito oscuras historias que suceden tras bastidores, más allá de los cuentos de príncipes y princesas que se pasean en puntas sobre el escenario. En el pasado se supo de bailarinas que encontraron vidrios en sus zapatillas, alfileres en sus vestuarios y que incluso eran perseguidas por fanáticos de otras figuras para golpearlas y con eso lograr que sus ídolos consiguieran un asenso en el elenco.
Sin embargo, ¿es realmente el ballet así de oscuro como lo pintan estos hechos?
Las relaciones entre bailarinas no están libres de tensiones. Eternas rivales en varios terrenos, son varias las que ignoran por completo el concepto de fraternidad o compañerismo. El ballet es una profesión muy difícil y es un mundo muy competitivo, porque es un campo de pocas oportunidades de trabajo y eso hace que la exigencia sea mayor, pero no es más competitivo o nocivo que otro ámbito laboral.
La solidaridad femenina, ¿eso existe?
“La rivalidad entre mujeres puede acarrear una verdadera soledad, y en muchos casos fragilidad”, lamenta Sylvie Richard, terapeuta en psicología biodinámica. Las mujeres necesitan a otras mujeres para reponerse, reconocerse, afirmarse en su propio género y demostrar sus valores femeninos.
Ir a tomar un café juntas, quedar para pasar la tarde en un spa o acudir a ver una función de ballet al cine son evidentes principios de respuesta.
No obstante, la solidaridad femenina exige verdaderos cambios que incluyen tanto problemas como alegrías.
Por este motivo cada vez se crean más círculos de mujeres, como respuesta a una demanda interior, a una necesidad de sentirse acogidas y acompañadas a lo largo de las distintas etapas de la vida, como el nacimiento, el amor y la vida como bailarinas o ex-bailarinas.
Evita la rivalidad
Un acercamiento terapéutico puede ser de gran ayuda. Sin embargo, tomar conciencia del problema puede constituir una primera etapa para reanudar los vínculos más positivos y beneficiosos. De hecho, así veremos a las demás mujeres de una forma distinta.
En lo referente a las rivalidades profesionales, tómate el tiempo necesario para reconocer tu valía y salir de la comparación, ya que funciona como un veneno para las relaciones. Recuerda que la calidad o el comportamiento que provoca una rivalidad depende de ti.
En otras palabras, es un talento que posees, pero que todavía no has explotado… ¡Descúbrelo!
Juega la carta de la colaboración, cada una ocupa su lugar, con sus competencias propias y singulares.
Acepta tu propia fragilidad y aprecia lo que te aporta el bienestar, y no el éxito. Si eres tú el punto de mira de las rivalidades, y la intención de tu rival es evidentemente “excluirte”: ¡no se lo permitas!
Defiende tu territorio y no cedas. Así, pondrás en práctica tus recursos y serás capaz de expresar tus talentos. Sin embargo, siempre que sea posible, evita rodearte de personas que cultivan la rivalidad.
Este es, sin duda alguna, el mejor consejo.