La modista rusa Karinska, creadora de los más bellos tutus.
Un tutu debe ser un instrumento de esplendor visual para la audiencia, proporcionando placer y seguridad a la hora de bailar. La elección del vestuario de ballet es un tema fundamental. Un tutu debe capturar la esencia del ballet clásico, realzando y reflejando la belleza del bailarín. El vestuario para una gala de danza clásica es un ritual que va más allá de la creación de un tutu.
La definición de tutu es amplia, aunque se aplica generalmente, sabemos de qué se trata. El concepto moderno de tutu es según la definición que hicieran de él Balanchine & Karinska creando la famosa frase “El tutu es como un soplo de polvo”.
Balanchine es considerado el padre del ballet clásico americano y como él, merece el título de la madre del vestuario del ballet clásico una mujer; conocida simplemente como Karinska.
Antes del tutu Balanchine & Karinska, el tutu era más común, más simple. Eran tutus que podían ser vistos en muchas de las pinturas de Degas o el clásico tutu más corto, el de crepe, antiguo y rígido.
Karinska
El bordado ruso era una forma de arte muy notoria e importante en Rusia, destacándose el de las cortinas detalladas con colores y texturas que variaban en sus puntadas. Tenían en general algún bordado minúsculo y fino y otros amplios y ásperos. Éste medio artístico era la profesión de Karinska.
En Moscú, Karinska abrió una escuela de bordado y enseñaba el arte de bordar almohadillas, servilletas, bolsos, paños de la tabla. Utilizaba telas y apliques pintados de chifón de seda en su trabajo. Sus creaciones eran tan sofisticadas y únicas, que llego a alcanzar notoriedad como artista de ese medio. Su negocio prosperó y creó una tienda de sombreros y de vestidos antiguos.
Por su notorieda, se convertiría en la Commissar de Museos de Moscú y con el permiso del gobierno bolchevique viajó a Bruselas, a visitar a su padre. Ya con la idea de no volver a Rusia, una vez en la capital Belga, va a París, y encuentra trabajo gracias a sus dotes y habilidades como costurera. Se instala de esta manera en la capital francesa.
En París una nueva compañía de ballet clásico llamada “Ballet Clásico Russes de Monte Carlo” le solicitó la creación de los trajes para su primer ballet titulado “Cotillon”.
La coreografía estaba creada por otro ruso llamado George Balanchine. Christian Berard, diseñador y fotógrafo de gran renombre y prestigio, realizo el diseño y proporcionó un bosquejo general, una idea, de lo que deseaban para el nuevo ballet; pero sería Karinska quién expuso y creó sobre el concepto creado por Berard, modificándolo, eligiendo la tela, la calidad y la cantidad, y decidiendo cómo seria el concepto, la idea, la magia.
Toda su creatividad fue puesta en ejecución. Karinska, Balanchine, y Berard estudiarían cada ballet y colaborarían en la creación de su vestuario. Con el tiempo este tema sería dejado solamente a Karinska. Ella se convirtió en París, en la representante única de la creación de trajes para ballet.
Tanto fue su éxito que Berard creo con sus diseños varias cubiertas para la ya famosa revista de modas Vogue.
En 1932 tras la apertura de su tienda en París, Karinska vistió seis ballets clásicos de Balanchine antes que él se fuera definitivamente a Nueva York.
En 1936 preparo el vestuario del ballet “Estaciones” ballet que seria presentado por los Ballet Clásicos Russes en el Covent Garden de Londres; en donde abrió otra tienda de vestidos y bordados. Paralelamente en Nueva York, Balanchine funda la escuela de ballet clásico americano con Lincoln Kirstein y crea la American Ballet Company. En 1940, Karinska abre una tienda más en Nueva York.
El nacimiento del tutu Balachine & Karinska
Con sus múltiples capas de tules sin atar, este traje se movía y flotaba cuando los bailarines saltaban. Sin embargo los bailarines como el público no podrían ver sus piernas. Acortar la falda del tutu era una solución y un reto, permitiendo así ver las piernas de los bailarínes completamente.
El nuevo traje Balachine & Karinska tenía seis o siete capas de la red recolectada, cada capa era media pulgada más larga que la capa precedente. La alineación era fluida e inexacta.
Las capas fueron clavadas con tachuelas juntas para permitir la mirada mullida, floja, efímera del tul sobre las piernas del bailarín y para descender, debajo de la cintura del bailarín. Este era el tutu que hacia a las bailarinas soñar con bailar. Este tutu, más que cualquier otro, ha venido a simbolizar nuestra noción del ballet clásico. Es el icono del ballet clásico.
La unión de Balachine & Karinska que hizo un estándar en la historia del ballet simbolizando una nueva mirada en 1950, una obra clásica, conocido como el Balanchine – Karinska – Tutu. Debido a su semejanza a un soplo de polvo fue llamado el “tutu soplo de polvo”.
Balanchine dijo, “Atribuyo el cincuenta por ciento del éxito de mis ballets clásicos a los trajes que Karinska ha creado.” Los setenta y cinco ballets clásicos de Balanchine fueron realizados con vestuario de Karinska creando sus realizaciones más notables.
Ella fue una maestra establecida y reconocida en trajes y diseños de vestidos únicos en la historia del ballet.
Fuente: Costume Karinska New York City Ballet (traducción realizada por Danza Ballet).