La aptitud emocional es un concepto que determina la posibilidad que tiene todo ser humano de crear y fomentar las cualidades, las habilidades y las características emocionales positivas.
Constituye uno de los pilares fundamentales de inteligencia emocional y, entre otros factores, se basa en la confianza.
Cuando una persona confía en sus emociones, en sus sentimientos y pensamientos se forja su propio destino. Cuando además transmite ese sentimiento de confianza en los demás y lo deposita en ellos se establecen relaciones que fomentan la creatividad y la cooperación, generándose valor añadido.
La aptitud emocional, además de confianza, también necesita una actitud que muestre la predisposición a participar en un diálogo, escuchando y aportando ideas. Si no se está de acuerdo en algo hay que colaborar demostrando ese desacuerdo, siendo habilidoso y evitando caer en disputas, enfrentamientos, ser parcial o defender intereses personales. El debate de ideas contrapuestas facilita el progreso, la creatividad, el diálogo constructivo.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que las circunstancias cambian por diferentes motivos y que nos pueden llevar a situaciones/relaciones favorables, desfavorables, planificadas, fortuitas… Cada individuo debe ser capaz de adaptarse a las circunstancias y ser flexible.
Muchas veces es necesario establecer unas líneas estratégicas que permitan fortalecer los diferentes aspectos que interactúan en las aptitudes emocionales como por ejemplo el autoconocimiento, el comportamiento interpersonal, la capacidad de tolerancia… Estas capacidades se pueden aprender en cualquier momento de la vida de una persona. Fuente universitarios.universia.es