El envejecimiento es inevitable, es parte del ciclo vital de las personas y todos pasamos por él. Entonces, ¿por qué tememos a hacernos mayores? La danza no entiende de edades.
Cuando se lleva toda la vida bailando, no se debería cambiar de forma la manera de entrenar por haber traspasado la barrera de los 60 años. Nada más lejos de la realidad. Si se ha entrenado de forma habitual, el cuerpo estará ágil y preparado para seguir bailando. La edad no será nunca más una excusa porque sí, estar en forma y mantener un cuerpo tonificado y sano es posible a partir de los 60. No existe una norma escrita que nos obligue a dejar de disfrutar de la vida, ni de dejar de mantenernos activos a partir de una edad. Estar en buena forma física a partir de los 60 no solo es posible, sino necesario. Y seguir bailando, también.
Mover el cuerpo tiene infinitos beneficios, pero queremos centrarnos en los que consideramos más importantes y completos en edades avanzadas:
- La danza para mayores ayuda a mejorar la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza al tiempo que reduce el riesgo de caídas habituales en la tercera edad y permite que la persona mayor se mueva con más soltura.
- Mejora el sistema inmunológico, muchas veces débil en la vejez.
- Algunos estudios indican que hacer ejercicio regularmente disminuye el riesgo de padecer demencia.
- Combinado con una dieta equilibrada y adecuada para personas mayores, reduce el colesterol malo y la presión arterial, factores riesgo para enfermedades cardiovasculares, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares. Además, puede reducir la diabetes tipo 2.
- Mejora el humor y la autoestima, por lo que reduce el riesgo de depresión.
- Con ejercicio se evita la obesidad, el sobrepeso y sus consecuencias en la tercera edad, ya que la actividad física nos ayuda a controlar el porcentaje de grasa corporal y a aumentar la masa muscular magra.
- Mejora la capacidad cardiorespiratoria de la persona mayor.
Mantener una rutina de actividad física en la tercera edad es muy favorable para la salud y el bienestar. La edad nunca debe ser una excusa para quedarte en casa, mucho menos a partir de los 60 años, que dispones de más tiempo para ti. La danza no entiende de edades.