Marta Cinta, la bailarina con alzheimer tras el vídeo viral. Vivió en Cuba, bailó en Nueva York, enseñó en Madrid y triunfó tras morir en una residencia de Alcoy, donde soñó con hacer un ballet con los ancianos.
En junio de 2019 recibió la visita de la plataforma Música Para Despertar, los autores del vídeo viral que demuestra el poder evocador y la capacidad terapéutica de la música, una materia a menudo denostada en los planes de educación. “Está demostrado científicamente que es una de las últimas capacidades que se pueden perder”, explica Pepe Olmedo, director de Música Para Despertar y máximo responsable de la difusión del famoso vídeo.
Por Jaime Susanna para El Español (14/11/2020).
En Cuba la llamaban Rosamunda; en Madrid y Nueva York, Marta Cinta; pero en su DNI español aparecía como Marta González Saldaña. Seguramente ninguno de estos apelativos le diga nada, pero si hablamos de la anciana mujer que baila apasionadamente El lago de los cisnes desde su silla de ruedas, quizás la protagonista le suene. El vídeo de esta mujer se ha hecho viral esta semana y ha corrido rápido por redes sociales y medios de comunicación, levantando pasiones por la ternura de la imagen.
Detrás de ese pequeño fragmento de vídeo hay una vida de película: un traslado a la Cuba de Fulgencio Batista, la llegada a la cima de la danza neoyorquina, una escuela de ballet en Madrid y una cómica historia de amor en la tercera edad. Todo ello, con un embrollo de fechas que traería de cabeza al mismísimo Sherlock Holmes.
EL ESPAÑOL ha indagado en la vida de Marta González para descubrir qué hay tras esta mujer que, igual que la princesa Odette —reina de los cisnes en el libreto de Tchaikovski—, se transforma con la melodía y comienza a aletear sumergida en un trance que le devuelve a sus días de gloria. Como si su espíritu fuera mucho más joven que el cuerpo que lo encierra, Marta echa a volar como en tiempos pasados, mucho antes de la silla de ruedas, cuando levantaba aplausos en los teatros de medio mundo, cuando la prensa se rendía a su talento o cuando dejaba boquiabiertas a sus jóvenes alumnas con su porte “mayestático”.
Marta nació en Madrid a mediados de los años 20. Su fecha exacta de nacimiento es un misterio, ya que ella nunca dijo su edad y se encargó personalmente de falsearla. “En su DNI la fecha está falsificada. Tú le preguntabas y ella decía que tenía 40 años. En vez de cumplir, ella iba para atrás (risas)», explica Inmaculada Vilar, directora de la residencia Muro de Alcoy, donde Marta pasó sus últimos años de vida. «Nosotros calculamos que nació alrededor del 1924. Pero en el DNI pone que nació en el 49, y que ahora tendría unos 70 años. Eso es imposible”.
Lo que sí que decía era el lugar donde nació: Madrid. Aunque, nuevamente, su documento de identidad diga otra cosa y sitúe su venida al mundo a 7.400 kilómetros de la capital española, concretamente, en La Habana (Cuba). Aún así, toda la vida habló con acento cubano.
Se sabe, por sus propias historias contadas en la residencia, que siendo muy joven su familia se trasladó a la isla caribeña. Su padre, Nicolás González, era ingeniero y fue contratado para construir líneas de ferrocarril allí. Su estancia en Cuba está documentada por un carné de la Dirección General de Deportes, dependiente del Ministerio de Educación de Cuba.
Este carné acredita el nombramiento de Marta como profesora de ballet en la isla. Está fechado a 3 de mayo de 1968, es decir, después de la revolución cubana. Pero, si se fija detenidamente en la imagen, podrá ver que el año tiene encima una pegatina. Cabe pensar que Marta alteró esa fecha, por razones que se llevó consigo a la tumba.
los años 1966 y 1978. Aquí viene el lío. Según un diploma de la Escuela Superior Nicolay Yavorsky de Nueva York que acredita a Marta como prima ballerina (título de excelencia dentro del ballet), en 1966 tenía 19 años. Eso se acerca más a la edad que constaba en su DNI.
Pero esa misma institución documenta que el 3 de junio de 1978, tenía 25 años. Y un tercer diploma fechado tres días después, asegura que tiene 23… Al ver esto uno no puede dejar de imaginarse a Marta riéndose del pobre desgraciado que intenta averiguar su edad real.
Otro documento que la sitúa en Cuba, supuestamente, a sus 18 años, es un recorte de la revista Bohemia, la cabecera más antigua de latinoamérica, caída en desgracia tras la revolución comunista, según explicó la periodista Yoani Sánchez en las páginas del Huffington Post.
Se puede leer: Rosamunda, virtuosa de la danza clásica, que acaba de obtener grandiosos éxitos en Estados Unidos, es una figura sobresaliente en el ballet, una destacada coreógrafa, pues a pesar de su corta edad (18 años) tiene montadas diez obras con coreografía y libretos propios, destacándose entre otros, “tardes vienesas”, “los Gatos del Tío Tom”, “Los Mendigos”, “Presagio”, etc. y “La última Danza”, ballet este que está en tratos para ser adquirido por una compañía europea, que lo incorporará de inmediato a su repertorio.
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