La ley de la Atracción

Hace un tiempo, la ley de la atracción a través del libro “El Secreto”, se convirtió en un bombazo que se coló en la mayoría de los hogares despertando el interés sobre la ciencia cuántica.

Este libro se convirtió en un manual de cabecera para muchísima gente y la red se llenó de textos y videos con fórmulas que trataban de explicar, desarrollar y activar la mágica idea de la “ley de la atracción universal”.

Esta idea de un universo de gigantesca energia magnética a la cuál pertenecen por similitud vibracional las personas o mejor dicho los pensamientos y el mundo mental de todos los individuos, no nace en los movimientos recientes de estudios cuánticos si no que ya era expresada por el mundo antiguo en diferentes tratados teosóficos.

La teosofia hindú por ejemplo, habla ya en muchos de sus textos sobre esta gran ley universal que rige nuestra galaxia, griegos, pitagóricos, incluso el Nuevo Testamento se hace eco sutilmente de la posibilidad que los pensamientos, entrenados y enfocados tengan el poder de transformar y manifestar una realidad concreta.

“La energia sigue el pensamiento” es uno de los axiomas fundamentales de las tradiciones más antiguas del yoga y la meditación.

Si tenemos en cuenta que la psicologia moderna está demostrando la poderosa influencia que los procesos mentales tienen sobre la salud física y psíquica, siendo capaces de influir en la personalidad y el organismo de las personas, la ley de la atracción se enmarca, en la creciente oleada de descubrimientos que sitúan a las personas como poderosas unidades de energia.

La ley de la atracción afirma que “te conviertes en lo que piensas”. Reconociendo que nuestro cerebro es un gran transmisor de frecuencias y ondas eléctricas, que está en una continua creación de ideas y pensamientos, esta teoria antigua afirma, que como los diapasones cada onda o vibración emitida atrae a la manifestación una energia similar.

De este modo nuestros pensamientos determinan nuestras experiencias, cuando somos capaces de mantenernos enfocados en ellos con la intensidad necesaria para que esta gran ley universal se ponga en marcha.

Esta ley sigue cuatro principios fundamentales a través de los cuáles se consigue imprimir a cada idea una frecuencia energética determinada que genere una respuesta similar en nuestra experiencia vital.

La visualización correcta y continuada del pensamiento que se quiere atraer, sosteniéndolo en el momento presente libre de las interferencias de otras ideas subconscientes es el primer paso fundamental para intentar de aplicar esta ley magnética en nuestra vida.

El segundo paso es sumarle un sentimiento, una respuesta emocional que represente una interpretación de los efectos que tendría atraer esa idea a nuestra realidad. Imaginar y reproducir un “sensación” que sumada a la energia mental se convierta en un gran imán sensible a las fuentes desconocidas del universo.

El tercer paso y principal, es no albergar ninguna duda que esa idea o pensamiento ha sido emitida y que tendrá una respuesta o un efecto determinado sobre nosotros. Así que comportarse y sentirse como si lo deseado o demandado ya hubiera sido recibido, nos permite permanecer en una frecuencia u onda mental positiva que no genere ninguna interferencia pensante para conseguir los deseado.

Y el cuarto paso es mantener una disposición de gratitud, donde pensamientos tóxicos como “el no lo merezco”, “no es justo” , desaparezcan y sean substituidos por una alta auto-estima, que propicie una respuesta relajada, tranquila y confiada que en nuestra vida puedan conducirlo al éxito y a la consecución de todas nuestras metas y deseos. Fuente sanamente.com

La ley de la Atracción

 

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