Los bailarines y la música.

¿Qué es la musicalidad? En principio, siempre se ve como una virtud. La musicalidad es un concepto que está ligado a la naturaleza misma del baile.

Los mejores bailarines son musicales. Más importante que eso, es una fuente de placer a los ojos, cuando uno es espectador y, sobre todo, en nuestro propio cuerpo, cuando somos protagonistas de la danza.

Ser musical es un atributo, ¿pero es natural o adquirido? ¿Cómo adquirir musicalidad?

Se recomienda escuchar mucha música, no sólo durante el baile y la clase, antes o después, sino en general todo el tiempo: en casa, caminando, el transporte, donde sea. Pero además se ha hacerlo con atención, como para ir desarrollando gustos y capacidad de análisis.

Pero además tener una actitud de atención, análisis y comparación para ir desarrollando gustos y capacidad de percepción es fundamental.

El paso siguiente sería lograr que ese gusto se traduzca en una expresión corporal. Si hay deseo de bailar, ese deseo debería poder transformarse en acciones, si no lo maniatamos.

La musicalidad al relacionarse con lo bello, lo estético y lo tangible de la música se refiere también a aquello que nace dentro, lo que impregna el alma, lo que se percibe y ya no solo en música también en literatura y de forma concreta en la poesía sino en la expresividad que fluye gracias a la música.

Es por lo tanto ese algo más que hace sentir escalofríos a quien toca, al que baila y al que escucha haciendo que el concepto de musicalidad no sea algo que se pueda aprender de una manera explícita, sino de la necesidad de expresarse y sentir.

El bailarín/a o coreógrafo busca aquellas músicas que mejor se adaptan al sentimiento que quiere transmitir. Así escoge un piano o un violonchelo o una pieza orquestada o lo que necesite, eligiendo además si lo que le conviene es que esa pieza sea adagio, allegro etc.

Esto es porque la música despierta en el bailarín/a una serie de emociones que le permiten transmitir un sentimiento.

La respiración del bailarín y la melodía actúan como cómplices que caminan juntos en la construcción de frases de movimientos. Una manera de agrupar la melodía es a través de la frase musical. Ésta es una unidad conceptual, que suele constar de ocho compases, aunque pueden tener menos.

En danza, se suele trabajar con frases musicales de ocho compases, que permiten realizar frases de movimientos.

Estas frases de movimientos tienen un comienzo, un desarrollo y un final y se realizan respetando las frases musicales. La continuidad en el encadenamiento de cada frase es fundamental tanto para los músicos como para los bailarines y en el caso de la danza, dará lugar a una coreografía.

Los brazos tienen más soltura que las piernas a la hora de ligar los movimientos y de darle continuidad a las frases, es por ello que se les confía la misión de subrayar dicha continuidad.

Hay muchas maneras de ser musical.

La relación con la música puede ser la más común, pero también la mas íntima y sentida.

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