Lotte Berk, una bailarina judía nacida en Colonia en 1913, que en 1938 se trasladó a Inglaterra huyendo de la Alemania nazi. Y fue allí, en un sótano del West End donde dio a luz un método de ejercicios para mujeres que combinaba sus conocimientos de ballet derivados de su entrenamiento en barra con técnicas de rehabilitación.
Berk había sufrido problemas de espalda y, con la ayuda de un ortopedista, incorporó este tipo de conocimientos en la disciplina gimnástica que se convertiría en la favorita de las celebrities locales. Su primera profesión al llegar a Reino Unido fue la de modelo en la Escuela de Bellas Artes de Heatherley y bailarina en el Covent Garden para Marie Rambert.
En 1959, con 46 años, Berk abrió el Manchester Street Studio, un centro dirigido sólo a mujeres y que incluía entre su rutina ejercicios para trabajar la fuerza y la flexibilidad a través de movimientos basados en la danza clásica.
El método Lotte Berk estilizaba, prevenía de lesiones en la espalda, cuidaba de la salud de esa gran olvidada: la columna vertebral y, sobre todo, trabajaba activamente el suelo pélvico.
Eran los años sesenta y las mujeres estaban ávidas de mensajes liberatorios, empoderadores y feministas. En Inglaterra, Lotte se hizo con un nutrido grupo de incondicionales que iban de Edna O’Brien a la mismísima Joan Collins pasando por Britt Ekland (chica Bond) o algunos miembros de la realeza británica. En la web de la propia Lotte Berk, se resume ese glorioso momento diciendo que «durante la década de los sesenta, mientras Vidal Sassoon se encargaba del pelo y Mary Quant de la ropa, Lotte Berk se ocupaba del cuerpo».
En 1971, Lydia Bach, una empresaria del medio Oeste compró los derechos del nombre y abrió su propio gimnasio en Manhattan bajo el lema, que luego se extendería a Connecticut y San Francisco, de ‘Método Lotte Berk’ atrayendo a nombres como Ali MacGraw, Candice Bergen o Nan Talese.
Lotte perdió para siempre los derechos de su propio nombre y la posibilidad de controlar lo que podría haber sido un imperio.
Murió a los 90 años tras una dura batalla contra la demencia en Wiltshire, Inglaterra.
En la actualidad su método se enseña en todo el mundo. La llegada del aerobic y de los gimnasios mixtos ayudaron a despojar el método Lotte Berk de su toque sensual.
La única en seguir promoviendo abiertamente los beneficios del metodo es Esther Fairfax, la única hija de Lotte Berk que sigue a sus más de 80 años enseñando el método y que ha publicado el libro How to live and die, unas memorias en las que desvela algunas de las facetas más dramáticas de ser hija de una mujer tan carismática y excéntrica como lo fue su madre.
Esther se ha quedado con lo bueno de la herencia materna: una genética asombrosa, el inconfundible flequillo que también lució su madre hasta la muerte y la enseñanza de un método (en su estudio de Berkshire) que, si bien ha perdido su carácter revolucionario, sigue siendo tan eficaz como cuando Lotte lo ideó hace ya más de medio siglo.
“Todo lo que vale la pena en la vida se consigue trabajando duro. Con esfuerzo lograrás un cuerpo súper bien formado que camine bien, un cuerpo sobre el que la ropa caiga hermosamente, un cuerpo lleno de vitalidad que te haga sentirte feliz de estar viva » Lotte Berk
