Martha Graham (1894–1991)

La bailarina y coreógrafa estadounidense Martha Graham es la creadora de uno de los métodos más famosos de la danza moderna.

Empezó sus estudios de danza en 1916 en Denishawn, escuela y compañía fundada por Ruth Saint Denis y Ted Shawn, de quienes aprendió la utilidad de valorar las danzas no occidentales.

A pesar de no contar con las aptitudes técnicas de sus compañeras, poseía una cualidad que la distinguía de las demás: su extraordinario fervor.

La tenacidad y entrega emocional de Martha eran excepcionales y compensaban cualquier tipo de carencia.

Ello la llevó en 1923 a convirtirse en profesora de la Eastman School of Music de Richester, y desde entonces se dedicó plenamenta a la coreografía. Será tres años después, en 1926, cuando debutó como artista independiente en Nueva York. Por esas fechas abandonó las enseñanzas clásicas y románticas y comenzó a interesarse por la danza contemporánea.

El gran aporte técnico de Graham a la danza fue la creación de un nuevo método denominado por ella misma “contracción y relajación”.  A partir de movimientos curvos y ensimismados del torso expresaba una parte esencial e ineludible del ser humano, olvidada hasta entonces: el dolor.

Si en el ballet clásico uno de los propósitos básicos era ocultar el esfuerzo, ella lo hacía visible porque “es parte de la vida”. De esta forma, todo el abanico de sentimientos quedaba representado: odio, amargura o éxtasis eran transmitidos con un solo gesto. Graham se concentró en el torso como fuente de vida, como motor.

“Los brazos y las piernas pueden ser usados para manipulaciones o traslados, la cabeza para decisiones y juicios. Pero todo, cada emoción, se hace visible primero en el torso. El corazón late y el pulmón se llena, allí está el aire y con él la vida”, decía.

Estas formas eran muy poco familiares para el asiduo público de ballet, que en un prinicipio la acusó de bailar de forma “antiestética”.

A pesar de la fama y los honores, a la bailarina le costaba cada vez más sostener su compañía, ya que se negaba a que sus obras fueran representadas por otros grupos de danza o por alguien que no hubiera sido entrenado en su enseñanza y estilo.

Por lo demás, sabía que al entregar sus coreografías a otros grupos perdería el control de las mismas y esto podría desvirtuarlas.

En 1968, a los 64 años, Martha Graham dio su última función como bailarina.

El costo de esta decisión fue muy grande: la coreógrafa cayó en un colapso físico y moral durante varios años. Sin embargo, en 1973 renació de sus cenizas: volvió a crear coreografías, a ponerse al frente de su compañía y a acompañarla en las giras hasta su muerte, ocurrida el 1 de abril de 1991.

“Nunca pienso en las cosas que hice; sólo en las cosas que quiero hacer, en las que todavía no he hecho”, aseguró en la última entrevista que concedió, hecha poco tiempo antes de su fallecimiento.

A lo largo de su carrera, Graham creó más de 200 balletes y hoy en día su escuela, su compañía y su técnica continúan vigentes.  Fuente Danza Ballet®.

Martha Graham. Choreographer (1894–1991).
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