Se puede decir que practicar danza clásica es una actividad … aunque hay gente que le da vergüenza plantear esto, tienen la necesidad de volver al ballet.
Las clases de Body Ballet® son excelentes para superar la vergüenza y perder todo tipo de complejos. Al comenzar en una clase, con personas que no tienen muchas experiencia o que regresan después de un tiempo prolongado, no hay lugar para el ridículo. Ridículo? ¿Qué es eso?
Puedes disfrutar de la danza, incluso llegar a pisar un escenario o convertirte en el mejor artista que puedes llegar a ser. Todo está en querer, en proponértelo, tener fe, ganas y animarte a hacerlo.
Todos hacemos el ridículo
¿Qué podemos hacer para superar una excesiva sensibilidad al ridículo? Lo primero es darse cuenta de que nadie es perfecto, que vivimos la vida en borrador y que todo el mundo pasa un mal trago de vez en cuando.
Fíjate en la gente que está siempre delante de las cámaras. ¿Cuántas veces has visto a un jefe de estado tropezarse en la escalerilla de un avión o a una presentadora de las noticias que tiene que improvisar su discurso porque las imágenes desde Afganistán no llegan en el momento adecuado? La próxima vez que pases vergüenza por algo, ¡acuérdate de ellos!
Reírse de uno mismo
En realidad, no hace falta que pasen años ni meses para reírse del propio ridículo. Basta solamente con algunas semanas. ¿Semanas? ¡Pero qué digo! ¿Para qué esperar?
Lo mejor de todo sería reírse en el mismo momento de hacer el ridículo. Porque, si lo haces, sufrirás menos y, además, neutralizarás la mota que ensucia tu reputación con la eficacia del mejor quitamanchas. Si eres capaz de reírte de ti mismo cuando haces el ridículo –más aún, si puedes bromear al respecto– demuestras que, en realidad, no eres tú la persona ridícula sino ese “tú” de antes, un “tú” desechable del que todos podemos reírnos.
Conclusión: Deja de frenarte a ti mismo.S i no lo haces ahora… ¿Cuándo?