Desde todas sus vertientes, la danza es el modo en que el cuerpo se expresa; con una música, con el sonido, con el sonido del silencio; con diferentes intenciones, para contar una historia, para expresar emoción, sentimientos o ideas; con pasos codificados o movimientos naturales; con fines terapéuticos, artísticos o de ocio; en un determinado estilo o con la improvisación de movimientos. Considerándose en ocasiones como la más pequeña y olvidada de las artes (Abad Carlés, 2015) pero al mismo tiempo, fenómeno universal porque es de todos y para todos (García Ruso, 1997).
AUTOR: Eva de Alva Cobos (2015). Universidad de Málaga.
Ñeco (2014) la define desde diferentes vertientes: como esencialmente humana, como individual y grupal, como conexión psicofísica, como comunicación y como hecho escénico, lo que nos aporta un marco en el que definirla a partir de sus diferentes dimensiones. Como esencialmente humana: Desde el momento en que el ser humano utiliza la danza como medio de expresión, de comunicación, de relación social, de intención curativa, o de súplica, se convierte en parte esencial del ser humano: tal y como el ser humano respira, baila. Por tanto, no es de extrañar que desde los orígenes de la humanidad, ya en la Prehistoria, se utilizasen movimientos y danzas que servían para alentar la caza, agradecer la lluvia, etc. (Bonilla, 1964). Desde el momento en que deja de ser funcional (tal y como sucedía en épocas primitivas) y se convierte en arte, donde la intención es lúdica o hay inexistencia de intención para bailar, se convierte en una expresión del ser humano. Pero lo que realmente la convierte en algo esencialmente humano es el momento en que la utilizamos para aquello que queramos (necesidad, arte, terapia) o incluso como necesidad emergente frente a diferentes e inespecíficas situaciones danzando según sintamos (donde entra el componente psicofísico) (Ñeco, 2014).
Como individual y grupal: es del propio individuo y al mismo tiempo es colectiva. Es la expresión del ser humano como único y expresión del individuo como comunidad.
Cuando se aborda la danza desde una vertiente de conexión psicofísica o cuando nos referimos a la relación cuerpo mente, se nos viene ante todo esa conexión natural entre el movimiento y aquello que somos y que surge desde lo más profundo de nuestra psique y que defienden las diferentes corrientes danzaterapéuticas (DMT, Danzaterapia de María Fux). Es lo que en la actualidad nos está llevando a la búsqueda de la calidad de vida y el bienestar a través del movimiento. Desde la aceptación de esa conexión cuerpo-mente, y como legado de Marian Chace, entendemos el movimiento y la danza como un medio de conocerse a sí mismo y conocer a los demás y su entorno (Rodríguez Cigarán, 2009)
Tesis doctoral: MOTIVACIÓN, PASIÓN Y AUTOESTIMA EN LA DANZA.
Esta Tesis Doctoral está depositada en el Repositorio Institucional de la Universidad de Málaga (RIUMA): riuma.uma.es