¿Cómo nos ayuda el frío a recuperar nuestros músculos?

La aplicación de frío en nuestros músculos tras un entrenamiento de mucha intensidad o en la zona de una lesión es una práctica muy extendida y habitual. No es necesario tener ningún tipo de lesión para utilizarlo.

Pero, pongamos orden. Veamos y enumeremos cuáles son realmente los beneficios de la llamada crioterapia:

1- Hace que disminuya la circulación y la actividad metabólica. Por ello, tiene un efecto antiinflamatorio y analgésico en nuestros músculos. Es por ello que los profesionales lo aconsejan a pesar de que no haya ninguna lesión. Algunos estudios incluso comparan su efecto con el de los medicamentos antiinflamatorios no esteroides.

2- Mejora nuestra circulación sanguínea. El hecho de activar y acelerar nuestra circulación tiene varios beneficios. El torrente sanguíneo ayuda al sistema linfático a reciclar todas las células muertas que han sobrevenido tras un entrenamiento con una carga dura. Igualmente, los procesos de recuperación, en general, se ven acelerados al acelerarse esa circulación.

Muy en consonancia con esto, también ayuda a regenerar las microroturas producidas en el tejido muscular después de un entrenamiento de fuerza o de calidad, como por ejemplo, las series cortas. Todos los desechos metabólicos se eliminan mejor por la aceleración de la circulación sanguínea.

3- Disminuye el dolor, la hinchazón y los calambres musculares. Ese efecto analgésico que tiene el hielo nos ayudará, tanto con los procesos metabólicos negativos que se verán atenuados, como con la propia sensación y sentimiento de dolor, que debería calmarse.

4- Disminuye el riesgo de futuras lesiones. Nuestro rendimiento en entrenamientos posteriores puede mejorar. Si aceleramos y mejoramos la recuperación, probablemente nos enfrentaremos con mayores garantías a un entrenamiento que tengamos, por ejemplo, 48 horas después que si no lo hacemos.

5- Necesidad de menor oxígeno en nuestras células. Tras la aplicación de frío sobre el tejido castigado o con daños y que no está recibiendo un buen aporte de oxígeno, disminuimos las posibilidades de que estas células vayan necrosando y muriendo, ya que tendrán menor demanda.

¿Cómo lo aplicamos?

Tiempo. En general, como mínimo deberíamos aplicarlo durante unos 10 minutos, siendo un tiempo máximo unos 25 minutos.

– Número de aplicaciones. En esta ocasión, depende de lo que queramos tratar. Nuestro fisioterapeuta nos debe indicar. Pero, en general, si queremos tratar una lesión, deberíamos dejar pasar unas 3-4 horas entre aplicaciones, con lo que serían unas 4-5 al día como mucho.

– Localización. El frío en forma de hielo o bolsas congeladas, por ejemplo, no debemos aplicarlo directamente sobre la piel en la zona a tratar. Siempre es necesario poner algún tipo de tela liviana o protección.

– Metodología. Existen muchas maneras. Aquí debemos diferenciar entre la aplicación directa de ice packs, bolsas de hielo o similares. Se aplican sobre la zona durante un determinado tiempo mientras estamos en reposo. Otra forma es el baño helado. Lo podemos hacer tanto bañándonos como, quizás la forma más directa y sencilla, que es pasándonos el chorro de agua fría por las piernas durante unos 3 minutos en la ducha posterior al entrenamiento. Por último, también tenemos los masajes con hielo o contrastes. Solo aptos para profesionales. Fuente carreraspopulares.com.

Músculos de bailarina de ballet.
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