Ya sabemos que debemos incorporar a nuestra vida el ejercicio físico, que tenemos que ser más activos en general; también sabemos cuáles son los alimentos más convenientes y cuáles debemos evitar o consumir con moderación. Ha llegado el momento de seguir una dieta para adelgazar, y debemos elegir la mejor: ¿la Dieta Atkins?, ¿la Dieta de la Zona? No, porque posiblemente no sean dietas equilibradas. Entonces… ¿quizá la dieta baja en calorías que nos prescribió el médico la última vez que le planteamos nuestro problema de sobrepeso?
Pues nuestra opinión es que a largo plazo ninguna de ellas sirve, ni siquiera una dieta hipocalórica que sea equilibrada. Creemos que ante un exceso de peso hay que acudir primeramente al médico, que es el único que puede descartar la presencia de cualquier problema fisiológico que explique ese sobrepeso. Incluso asumimos que, aunque no haya ningún problema fisiológico, en algunos casos puede ser adecuada una dieta de choque (siempre prescrita por el médico o el dietista, nunca «dietas milagro») para reducir de forma inmediata algún riesgo derivado de nuestro estado físico. Pero a largo plazo… ninguna dieta sirve, entendiendo por «dieta» cualquier régimen de alimentación muy diferente del que estamos habituados.
Seguro que conocemos a varias personas que han logrado adelgazar con alguna dieta. Pero ¿cuántas de ellas han mantenido su nuevo peso a los 6 meses? ¿y a los 3 o 4 años? Probablemente ninguna. La inmensa mayoría de las personas que siguen una dieta para perder peso, aún tratándose de una dieta médica equilibrada, al cabo de los meses acaba recuperando el peso que tenía, o incluso superándolo debido al «efecto rebote «.
Entonces ¿por qué no funcionan las dietas? La respuesta es fácil: las dietas no funcionan porque exigen un esfuerzo permanente y las acabamos abandonando. Podemos tener fuerzas para alcanzar un objetivo que sea importante para nosotros, pero una vez conseguido necesitamos descansar de ese esfuerzo, no somos capaces de mantener el mismo nivel de sacrificio durante toda la vida. La fuerza de voluntad es un «músculo» con mucha fuerza pero poca resistencia, puede realizar grandes esfuerzos pero con el paso del tiempo se cansa y acaba cediendo. El gran enemigo de las dietas es el tiempo.
¿Significa esto que nunca podremos adelgazar de una forma permanente? Sí, aunque no es fácil, sí se puede adelgazar definitivamente, y estamos convencidos de que la única forma de hacerlo es mediante el cambio de hábitos (por eso es este el método que empleamos en nuestro club de adelgazamiento). Un hábito es una pauta de comportamiento que con el tiempo, a base de repetirlo, se convierte en un comportamiento no consciente, casi automático. Una vez adquirido un nuevo hábito, para mantenerlo se requiere un esfuerzo mucho menor que el que necesitamos para adquirirlo. Por ejemplo, si alguien no está acostumbrado a lavarse los dientes después de cada comida y considera que debe comenzar a hacerlo, los primeros días o semanas le supondrá un cierto esfuerzo o incomodidad (por eso hasta ahora no lo hacía), pero al cabo de un par de meses seguro que ya lo hará casi inconscientemente, sin planteárselo siquiera.
Vale la pena emplear un rato en pensar cómo aplicar el cambio de hábitos a nuestro problema de sobrepeso, como podemos ir adquiriendo hábitos que nos permitan adelgazar a largo plazo: dejar de utilizar el ascensor de casa o las escaleras mecánicas del metro, empezar siempre la comida con verdura o ensalada, apagar el televisor cuando estamos comiendo, utilizar platos más pequeños, etc. Introducir estos cambios supondrá un esfuerzo al principio, pero poco a poco será más llevadero y, aunque desde luego lentamente, nos permitirá ir adelgazando de una forma definitiva. Fuente adelgazar.net
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