Orfeo ed Euridice, René Jacobs regresa al Gran Teatre del Liceu

Tras su debut liceísta el curso pasado con Orpheus de Telemann, René Jacobs regresa al Gran Teatre ahora para revisar el mito órfico de la mano de la fundamental y revolucionaria Orfeo ed Euridice de Gluck, una joya del Barroco que se ofrecerá en dos únicas audiciones en versión de concierto los días 8 y 9 de junio de 2023.

Considerado un referente en el estilo, Jacobs dirigirá a dos formaciones aclamadas por su excelencia artística, el RIAS Kammerchor y la Freiburger Barockorchester, y a un reparto de especialistas integrado por Helena Rasker (Orfeo), Polina Pasztircsák (Euridice) y Giulia Semenzato (Amore).

La función del 9 de junio se retransmitirá en directo por Catalunya Música.

Orfeo ed Euridice. Dirección: René Jacobs

Orfeo ed Euridice (Viena, 1762) es un título esencial de la historia de la lírica. Con ella, y después de más de un siglo del estreno de la versión de Claudio Monteverdi (L’Orfeo, 1604), Gluck se propone innovar en el género en favor del libreto, de la síntesis del drama y de la palabra cantada para dejar atrás los excesos musicales y teatrales. René Jacobs vuelve al Liceu con esta obra como parte de una trilogía en torno al personaje protagonista que concluye la próxima temporada precisamente con L’Orfeo monteverdiano.

Este regreso de Orfeo al Liceu, esta vez según la visión de Gluck, forma parte de un proyecto que René Jacobs comenzó a desarrollar la temporada pasada en Barcelona con el debut liceísta del legendario director dirigiendo Orpheus o Die wunderbare Beständigkeit der Liebe de Georg Philipp Telemann y que tiene continuidad el curso próximo cuando Jacobs regrese al escenario de La Rambla para revisar L’Orfeo de Claudio Monteverdi. El mito órfico llevado al género lírico desde tres perspectivas diferentes en la visión de un maestro referencial.

El personaje y su amada Euridice se han paseado en repetidas ocasiones por el coliseo lírico barcelonés. La ópera de Gluck se ha representado en 70 ocasiones, la última vez en abril de 2003, mientras que de la de Monteverdi –también de capital importancia al tratarse de una de las primeras óperas de la historia– solo se han programado 15 funciones.

La ópera de Gluck se estrenó en la corte vienesa cantada en italiano, aunque 12 años más tarde, en su presentación en París, el compositor la revisó en su integridad realizando importantes cambios en la partitura e incluyendo un libreto renovado. Esa segunda versión, que se estrenó en 1774, también se ha hecho muy popular, aunque en las actuales representaciones suelen incluirse números de ambas versiones; la parisina recoge muchos de los cambios que el compositor estimó convenientes simplificando los espacios poéticos en los que transcurre la acción, eliminando el exceso de ornamentación y a personajes secundarios innecesarios y optando por sintetizar y concentrar la trama en números de gran fuerza dramática y teatral, brindando gran importancia al libreto, concentrando el nudo argumental en la relación de los esposos y dando valor a la palabra cantada. Esto no quiere decir que la obra carezca de adornos vocales e instrumentales; sí que están presentes –de hecho, es una obra que exige máximo virtuosismo de sus intérpretes–, al igual que fórmulas típicas de la época, como el aria da capo, piezas que, gracias a escalas, trinos y coloratura resulta más lucida para el intérprete, sin llegar a los excesos que, para Gluck, exigían algunos divos de la época acostumbrados a exigir arias escritas para su entero lucimientos, ornamentadas a su gusto y según su creatividad y capacidad.

De Orfeo ed Euridice también existe una tercera versión, la de Berlioz, una mezcla de las dos que fueron concebidas por el compositor alemán, aunque más bien se trata simplemente de una traducción italiana del libreto en francés, un experimento que, en el siglo XIX y en parte del XX, llegó a tener un recorrido considerable.

En esta ocasión será una mezzo-contralto quien dará vida al personaje de Orfeo, opción que se ha impuesto a la de contratenor –Jacobs la interpretó en repetidas ocasiones en su aclamada faceta de cantante– o, como en el caso de la versión francesa, el tenor haute-contre, un intérprete poseedor de una tesitura con un rango sobreagudo sobresaliente.

Orfeo ed Euridice (Viena, 1762) es un título esencial de la historia de la lírica. Con ella, y después de más de un siglo del estreno de la versión de Claudio Monteverdi (L’Orfeo, 1604), Gluck se propone innovar en el género en favor del libreto, de la síntesis del drama y de la palabra cantada para dejar atrás los excesos musicales y teatrales. René Jacobs vuelve al Liceu con esta obra como parte de una trilogía en torno al personaje protagonista que concluye la próxima temporada precisamente con L’Orfeo monteverdiano.

Orfeo ed Euridice. Dirección: René Jacobs
Orfeo ed Euridice. Dirección: René Jacobs
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