OSHO: hablando con tu cuerpo

Cómo Recordar El Lenguaje Olvidado Para Hablarles A La Mente Y Al Cuerpo*

“La gente necesita que se le enseñe cómo ser amigo de su cuerpo”.

Una vez que a comunicarte con tu cuerpo, las cosas resultan muy fáciles. No es necesario forzar, él debe persuadirse. Uno no debe luchar con el cuerpo; eso es feo, violento, agresivo, y cualquier clase de conflicto creará más y más tensión. Por lo tanto, no necesitas entrar en conflicto, que el bienestar sea la regla. El cuerpo es un don tan hermoso de Dios que luchar contra él supone negar a Dios. Es un altar… estamos santificados en él; es un santuario. Existimos en él y debemos cuidarlo con esmero. Es nuestra responsabilidad.

Durante siete días… Parecerá un poco absurdo al principio, porque nunca se nos ha enseñado a hablar con nuestro propio cuerpo; pero a través de él tienen lugar los milagros. Ya están sucediendo sin saberlo nosotros. Cuando te digo, mi mano lo sigue en un gesto. Estoy hablando contigo: es mi mente que te está comunicando algo. Mi cuerpo lo sigue. El cuerpo está en compenetración con la mente.

Cuando quieres levantar la mano, no tienes que hacer nada; simplemente la levantas. Sólo la idea de que quieres levantarla hace que el cuerpo la siga. Es un milagro. De hecho, ni la biología ni la fisiología han sido aún capaces de explicar cómo sucede. Porque una idea es una idea; quieres levantar la mano; es una idea. ¿Cómo llega esta idea a convertirse en un mensaje físico a la mano? Y no supone tiempo en absoluto: en una décima de segundo; algunas veces sin intervalo alguno.

Por ejemplo, te estoy hablando y mi mano sigue colaborando; no hay intervalo de tiempo. Es como si el cuerpo corriera paralelo con la mente. Es muy sensible; uno debería aprender cómo hablar con él, así podrán conseguirse muchas cosas.

Primero:

Es importante recordar que el dolor y otros síntomas recurrentes de malestar físico pueden ser indicios de una enfermedad grave. Esta técnica se facilita presuponiendo que se ha consultado al médico para determinar si éste era o no el caso.

Segundo:

Osho afirma que esta técnica de hablar con la mente y el cuerpo puede usarse para lo que entra dentro de la capacidad del cuerpo. Si le pides hacer algo imposible, la confianza se romperá y dejará de funcionar. Si no tienes ojos, te dice: “¿Cómo le vas a decir al cuerpo que vea?”. Pero para cosas corrientes, como migrañas, dolores corporales y demás molestias que entran dentro de la capacidad del cuerpo de curarse a sí mismo, entonces este método puede resultar de mucha ayuda.

Tercero:

No hables directamente con la molestia o con la enfermedad. Ésta no forma parte del organismo, es algo exterior, en realidad es algo contra el mismo organismo. Debes hablar con el cerebro y con el cuerpo, no con la molestia en sí misma. Cuando haya desaparecido, dale las gracias al cerebro y al cuerpo por erradicar la molestia. Básicamente, estamos hablando con el cerebro, y éste le habla al cuerpo, pero no conocemos el lenguaje. Sabemos que si le decimos al brazo que se levante, podemos levantarlo; sigue las instrucciones de la mente. Pero para los mecanismos internos del conjunto cuerpo/mente, no sabemos exactamente en qué consiste la orden para que el cuerpo la ejecute. Osho afirma: “Ésta es la verdadera trinidad: el alma, la mente y el cuerpo. El alma no puede hacer nada directamente; es la que le está pidiendo al dolor que desaparezca. El cerebro debe hablarle al cuerpo”.

Osho ofrece las siguientes sugerencias a las personas que están experimentando con esta meditación, las cuales pueden servir de gran ayuda:

Pérdida de peso:

“Primero dile al cerebro que estás enviando un mensaje al cuerpo, y que aquél es el que debe enviarlo. Entonces sencillamente le dices al cuerpo que perder cinco kilos sería algo ideal y que tú digieres normalmente. No metas la comida en el asunto. Sólo dile al cuerpo que unos kilos de menos es lo conveniente. Cuando llegues a ese punto, dile al cuerpo que se quede así, que no hay necesidad de perder más peso o de ganar más”.

Migraña:

“Háblale al cuerpo de dos maneras. Primero háblale al cuerpo entero, diciéndole que su ayuda es necesaria para alejar el dolor de cabeza. Explícale al cuerpo que el dolor no es su estado natural. No hay necesidad de tener que soportar este dolor. Luego habla con el cerebro directamente, con tus propias palabras, diciéndole: “Te quiero, pero este dolor no forma parte de tu naturaleza y ya es hora de deshacerse de él”. Cuando se haya ido, recuérdale al cerebro que no debe volver a recibir el dolor”.

Cómo Prepararse Para La Meditación

El aprendizaje más profundo de esta meditación sanadora consiste en convertirte en tu propio mejor amigo.

Antes de empezar el procedimiento, haz los preparativos necesarios para que en el curso de una hora nadie te moleste, y así puedas relajarte cómodamente sin ninguna interrupción. Ten a mano una manta, para que puedas abrigarte si lo necesitas.

Toma unos minutos para pensar en qué asuntos o síntomas de tu cuerpo te gustaría trabajar hoy. después ponte lo más cómodo posible, como mejor te encuentres, y pon el CD. No tienes nada más que hacer.

Para mayor información sobre este proceso y sobre Osho, visita www.osho.com

Este proceso de tomar consciencia del cuerpo se ofrece como taller en el Resort de Meditación de Osho y en otros lugares del mundo. Por lo general, este proceso dura siete días, una hora cada día. Si quieres más detalles sobre el taller, visita www.osho.com/bodymindbalancing

* Esta meditación guiada es el proceso de recordar un lenguaje que casi todos hemos olvidado. Es el idioma que sirve para comunicarse con el cuerpo. Comunicarse con el cuerpo, hablarle, escuchar sus mensajes ha sido una práctica muy común en el Tíbet desde la antigüedad.

Apenas ahora la ciencia médica moderna ha empezado a prestar atención a lo que los sabios y los místicos siempre han sabido: que la mente y el cuerpo no son entidades separadas sino que están profundamente relacionadas. La mente puede afectar la condición del cuerpo, así como la condición del cuerpo puede afectar la mente. Esta meditación guiada en la que se habla al cuerpo y a la mente ha sido desarrollada bajo la orientación de Osho.

El Autor

La mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas en el mundo del tiempo, entre recuerdos del pasado y esperanzas del futuro. Sólo rara vez tocamos la dimensión intemporal del presente, en momentos de belleza repentina, o de peligro repentino, al encontrarnos con una persona amada o con la sorpresa de lo inesperado. Muy pocas personas salen del mundo del tiempo y de la mente, de sus ambiciones y de su competitividad, y se ponen a vivir en el mundo de lo intemporal. Y muy pocas de las que así lo hacen han intentado compartir su experiencia con los demás. Lao Tse, Gautama Buda, Bodhidharma… o, más recientemente, George Gurdjieff, Ramana Maharshi, J. Krishnamurti: sus contemporáneos los toman por excéntricos o por locos; después de su muerte, los llaman “filósofos”. Y con el tiempo se hacen legendarios: dejan de ser seres humanos de carne y hueso para convertirse quizás en representaciones mitológicas de nuestro deseo colectivo de desarrollarnos dejando atrás las cosas pequeñas y lo anecdótico, el absurdo de nuestras vidas diarias.

Osho ha descubierto la puerta que le ha dado acceso a vivir su vida en la dimensión intemporal del presente, ha dicho que es “un existencialista verdadero”, y ha dedicado su vida a incitar a los demás a que encuentren esta misma puerta, a que salgan de este mundo del pasado y del futuro y a que descubran por sí mismos el mundo de la eternidad.

Osho nació en Kuchwada, Madhya Pradesh, en la India, el 11 de diciembre de 1931. Desde su primera infancia, el suyo fue un espíritu rebelde e independiente que insistió en conocer la verdad por sí mismo en vez de adquirir el conocimiento y las creencias que le transmitían los demás.

Después de su iluminación a los veintiún años de edad. Osho terminó sus estudios académicos y pasó varios años enseñando filosofía en la Universidad de Jabalpur. Al mismo tiempo, viajaba por toda la India pronunciando conferencias, desafiando a los líderes religiosos a mantener debates públicos, discutiendo las creencias tradicionales y conociendo a personas de todas las clases sociales. Leía mucho, todo lo que llegaba a sus manos, para ampliar su comprensión de los sistemas de creencias y de la psicología del hombre contemporáneo. A finales de la década de los 60, Osho había empezado a desarrollar sus técnicas singulares de meditación dinámica. Dice que el hombre moderno está tan cargado de las tradiciones desfasadas del pasado y de las angustias de la vida moderna que debe pasar un proceso de limpieza profunda antes de tener la esperanza de descubrir el estado relajado, libre de pensamientos, de la meditación.

A lo largo de su labor, Osho ha hablado de casi todos los aspectos del desarrollo de la conciencia humana. Ha destilado la esencia de todo lo que es significativo para la búsqueda espiritual del hombre contemporáneo, sin basarse en el análisis intelectual sino en su propia experiencia vital.

No pertenece a ninguna tradición: “Soy el comienzo de una conciencia religiosa totalmente nueva”, dice. “Os ruego que no me conectéis con el pasado: ni siquiera vale la pena recordarlo”.

Sus charlas dirigidas a discípulos y a buscadores espirituales de todo el mundo se han publicado en más de seiscientos volúmenes y se han traducido a más de treinta idiomas. Y él dice: “Mi mensaje no es una doctrina, no es una filosofía. Mi mensaje es una cierta alquimia, una ciencia de la transformación, de modo que sólo los que están dispuestos a morir tal como son y a nacer de nuevo a algo tan nuevo que ahora ni siquiera se lo pueden imaginar… sólo esas pocas personas valientes estarán dispuestas a escuchar, porque escuchar será arriesgado.

“Al haber escuchado, habéis dado el primer paso hacia el renacer. De manera que esta filosofía no podéis echárosla por encima como un abrigo para presumir. No es una doctrina en la que podráis encontrar el consuelo ante las dudas que os atormenta. No, mi mensaje no es ninguna comunicación oral. Es algo mucho más arriesgado. Trata nada menos que de la muerte y del renacer”. Osho abandonó su cuerpo el 19 de enero de 1990. Su enorme comuna en la India sigue siendo el mayor centro de desarrollo espiritual del orbe y atrae a millares de visitantes de todo el mundo que acuden para participar en sus programas de meditación, de terapia, de trabajo con el cuerpo, o simplemente para conocer la experiencia de estar en un espacio búdico.

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