París subasta el mobiliario del Ritz

Las paredes del Ritz, creado por el suizo César Ritz, fueron testigo de cómo Ernest Hemingway pasaba sus noches en el bar o de cómo Marcel Proust escribía su mítica novela «En busca del tiempo perdido» sentado en unos lujosos sofás que se venderán, entre otros miles de objetos, en una subasta histórica del mobiliario del hotel parisino.

«Esta recreación del Ritz es un ‘flashback’ en el tiempo», explicó a Efe el presidente delegado de Artcurial -la casa que acogerá la puja del 17 al 21 de abril- François Tajan, sentado en uno de los sofás de la majestuosa sala Proust, recreada en la sede de la compañía.

La muestra reproduce la suite de Coco Chanel, el bar Vendôme o el restaurante L’Espadon utilizando estos objetos valorados en un millón de euros y que fueron almacenados tras las sucesivas reformas realizadas a lo largo de los 120 años de historia del hotel.

«Da la impresión de que al salir al pasillo vamos a cruzarnos con Audrey Hepburn o Cary Grant. Y que al subir al Bar Hemingway vamos a brindar con el propio escritor o encontrarnos con Proust», aseguró Tajan.

Desde su apertura en 1898, el hotel alojó a muchas personalidades como el parisino Proust, que escribió allí su obra maestra y más tarde, en su lecho de muerte, pidió a su chófer que le trajese una cerveza del bar del Ritz. Ese bar es una de las diecinueve estancias que pueden verse en la casa Artcurial, en plenos Campos Elíseos, y para su recreación se utilizaron numerosas imitaciones de cuadros de artistas como Corot y varios sofás de cuero valorados entre 4.000 y 6.000 euros.

El encargado de imaginar esta muestra fue el célebre decorador Vincent Darré, que aseguró que este trabajo fue para él «como un sueño», ya que considera que el Ritz es el «Versalles de la hostelería». Además de organizar los muebles en las distintas estancias, Darré dibujó los estampados que cubren todas las paredes, y en los que reinterpreta el pomposo estilo del Ritz a golpe de acuarela.

«Me sentí más como un director de cine que como un decorador», explicó Darré entre los muros rojos de la Suite Imperial, una habitación que según él tiene «un gusto muy de Napoleón».

Junto a esta estancia se encuentra un elegante cuarto de baño lleno de espejos y que cuenta con la primera bañera del Ritz (valorada en 2.000 euros), una de las joyas de la muestra, ya que este hotel fue el primero en ofrecer un baño en cada habitación en 1889.

Para Tajan, el Ritz es «el símbolo de la elegancia» y de «un ‘art de vivre’ a la francesa», y aunque reconoció que el estilo de estos muebles «ya no está de moda», cree que continúan gustando porque tienen «algo de intemporal». Los precios del mobiliario oscilan entre los 10.000 y los 50 euros, ya que «el lujo no es necesariamente una cuestión de precio», insistió Tajan.

El buen estado de los objetos se debe a las labores de reparación que se hacen cada día en el taller que posee el propio edificio, y en el que trabajan unas cuarenta personas entre carpinteros, electricistas o ebanistas.

En 2012, el Ritz cerró sus puertas por primera vez en su historia para hacer unas importantes reformas que duraron cuatro años, hasta junio de 2016. Conocido por su glamour, el establecimiento pasará a la historia situado en la plaza Vendôme, muy cerca de los jardines de las Tullerías. EFE

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