Con el frío es habitual sentir la piel más sensible, seca y tirante, pero las temperaturas no son siempre las causantes de estos síntomas.
La sequedad de la piel está determinada por la capacidad de ésta para producir grasa. A pesar de las connotaciones negativas de su nombre, la grasa permite retener el agua, y sin ella la piel puede escamarse y ponerse áspera. También se marcan más las arrugas, y aumenta la sensibilidad. Para la piel seca, lo ideal es utilizar una crema hidratante con aceite de jojoba, manteca de karité o miel. También es bueno decantarse por leches y lociones limpiadoras antes que por barras y jabones líquidos para limpiar, y exfoliar de vez en cuando para promover la renovación celular.
La piel deshidratada, en cambio, carece de agua, no de grasa. De hecho, las personas con problemas de acné tienen a padecer este problema. Para solucionarlo, es conveniente utilizar productos con glicerina o ácido hialurónico, porque atraen la humedad del ambiente y ayudan a mantener la piel más suave y flexible. A la hora de limpiar, es aconsejable utilizar productos libres de sulfatos y evitar la exfoliación. www.harpersbazaar.es
CONSEJOS BÁSICOS PARA UNA PIEL SANA
Bebe agua en abundancia
Tu cuerpo pierde agua a lo largo del día. Por ello, necesitas al menos reponer la que pierdes, para lo que has de beber entre dos y tres litros al día. El agua ayuda a que el cuerpo funcione lo mejor posible (no en vano, dos tercios de nuestro organismo son agua) y hace que tu piel tenga una apariencia más tersa y fresca.
Haz ejercicio
La elasticidad y la tonificación de la piel se pierden con la edad. Puedes mantener la firmeza de tu piel haciendo ejercicio físico regularmente. Un ejercicio moderado como el yoga puede ser tan beneficioso como el más vigoroso ejercicio muscular. Cuando haces ejercicio, incrementas el flujo sanguíneo hacia la piel, lo que implica que ésta reciba de manera óptima los nutrientes y vitaminas esenciales. Por otra parte el ejercicio tonifica tus músculos, lo que ayuda a darle forma a tu piel.
Mantén tu piel reluciente
Una piel limpia es la mejor manera de prevenir infecciones y olores corporales. La mayoría de los jabones, limpiadores faciales, geles de ducha y productos de este tipo han sido probados previamente para garantizar que no provocarán irritaciones o reacciones alérgicas, de ahí que el tipo de productos que escojas sólo deberá responder a preferencias personales. Recuerda que los excesos de limpieza pueden provocar una pérdida excesiva de grasa en las capas más externas de la piel y producir dermatitis, o bien, acentuar la sequedad de la piel.
Tómate una sauna
Al hacerte sudar y expulsar las impurezas, la sauna contribuye a limpiar tu piel. También mejora la circulación. Recuerda que antes de una sesión de sauna no has de beber alcohol o haber realizado una comida pesada. Las personas mayores o aquellas con problemas cardíacos, respiratorios o dolencias crónicas deben evitar las saunas. Mantén una temperatura agradable y, eso sí, si durante la sesión te sientes mal o con mareos, sal inmediatamente de la sauna, bebe mucha agua y siéntate tranquilamente durante un rato. Si los síntomas no desaparecen, busca atención médica.
Cepilla tu piel
Cepillar con moderación tu piel en seco con un cepillo especial te ayudará a eliminar las células muertas que pueden hacer que tu piel parezca deteriorada. Cepilla siempre en dirección al corazón, es decir, desde las manos hacia los hombros, desde los pies hasta la cadera. No te cepilles la piel si tienes cortes, heridas o si padeces enfermedades cutáneas como eczemas o psoriasis, ya que el cepillado no hará más que empeorar dichas afecciones.
Usa exfoliantes
Es parecido a cepillar la piel. Los geles de ducha o los masajes exfoliantes contienen partículas que favorecen el proceso de renovación celular sin agredir a la epidermis. Algunos contienen ácidos procedentes de algunas frutas (alfa hidroxiácidos ) que ayudan a eliminar las células muertas de la piel. Estos ácidos, también denominados AHA, pueden irritar algunas pieles, por lo que debes dejar de usarlos si percibes signos de irritación o enrojecimiento de la piel.
Hay muchos exfoliantes en el mercado, por lo que tendrás que probar cual se adapta mejor a tu piel. O, si te atreves, a partir de una mezcla de aceite de oliva y sal marina gruesa, puedes intentar fabricar tu propio exfoliante cutáneo natural (obviamente, no la apliques sobre cortes o heridas). Para suavizar las partes de la piel más rugosas, tales como rodillas, codos y talones, te puedes frotar con pulpa de aguacate en dichas zonas. Tendrás suficiente con una cantidad de aguacate equiparable a la que cabe en la palma de tu mano.
Hidrata tu piel
Hidratar tu piel diariamente te ayudará a mantenerla tersa al incrementar los niveles de humedad. La piel muestra distintas necesidades según la edad y el tipo de piel, por ello, si no estás seguro de qué es lo que más te conviene, es recomendable que consultes a tu farmacéutico. Muchos humectantes contienen ácidos AHA, vitamina E, germen de trigo, aloe vera, extractos de plantas y otros ingredientes añadidos para mejorar la tonificación y textura de la piel, así como para reducir las marcas de la edad y las arrugas. Busca un humectante que no sea comedogénico (que no bloquee los poros) y huye de las «cremas milagrosas».
Utiliza protección solar
El cáncer de piel es el mayor riesgo de la exposición prolongada a la luz solar. Las mejores medidas preventivas consisten en la moderación y la protección. Hay que evitar una excesiva exposición a los rayos del sol, así como usar un protector solar con un Factor de Protección Solar (normalmente denominado SPF) de 15 o superior. Es aconsejable una nueva aplicación de protector solar, especialmente después de haber sudado o haberse dado un baño. Un exceso en la exposición al sol puede empeorar o acentuar los problemas de piel como el ezcema o la rosácea, afección que se caracteriza por la aparición intermitente de enrojecimiento o inflamación de la piel.
Observa y vigila tu piel
Observar tu piel regularmente hará que te habitúes y conozcas la apariencia de tu piel, lo que hará que detectes cualquier cambio en ella con mayor rapidez. Presta especial atención a los lunares; si ves que alguno cambia de forma o sangra, visita a tu médico de cabecera para que lo examine. También deberías revisar mensualmente la piel que rodea a testículos y pechos, sobre todo, ante la posible aparición de bultos, hoyuelos, arrugas, o cambios de textura.
Deja de fumar
Finalmente, si eres fumador, lo más importante que puedes hacer para mejorar el estado de tu piel es dejar de fumar. El humo del tabaco seca tu piel, a la vez que constriñe los vasos sanguíneos y, por lo tanto, la cantidad de sangre que llega a la piel, privándola de nutrientes esenciales. Por otro lado, los fumadores tienen entre dos y tres veces más posibilidades de desarrollar psoriasis. Fuente www.sanitas.es