Conversaciones que abren puertas y ayudan a mantener las buenas amistades.
Una conversación que resulte acertada, en la mayoría de sus fases, puede ser la puerta de entrada para lograr valiosos momentos entre familiares, amigos, compañeros de trabajo o cualquier persona en general. El diálogo es una de las manifestaciones primarias del ser humano y, aunque no es desconocido, lo que sí es bastante novedoso es un estudio que realizó la Universidad de Cornell, en EU, sobre la vinculación de la felicidad con el contenido del discurso social.
El estudio –que fue presentado en la reunión anual de la Sociedad estadounidense para la psicología social y la personalidad– afirma que cuando en el contenido de las conversaciones predominan las experiencias, el emisor las revive y recuerda con plenitud, lo que genera mucha satisfacción, algo que le potencia la conexión con sus interlocutores. En cambio, cuando se habla de la adquisición o pérdida de objetos materiales, dichos diálogos no aportan en lo absoluto al bienestar de los individuos.
Según la psicóloga Laurens Hernández, las conversaciones deben tener un tinte de aporte y no de barrera entre los interlocutores; aquellas charlas que muestran de forma genuina algo innovador o por conocer, son mucho más saludables.
“Aunque para algunos resulte fastidioso y de muy mal gusto el hecho de escuchar a alguien que hable de sí mismo, el papel del emisor cuando habla de sus propias experiencias es de satisfacción, puesto que de alguna manera permite descargar sus emociones y sentimientos reflejados en los recuerdos; situación que no se daría tan efectivamente cuando hablamos, por ejemplo, de cosas materiales, pues estas generan envidias, se dañan, se pierden o dejan de existir”, aseguró la experta.
De igual forma, la doctora Hernández comenta que “es grato para el receptor este tipo de experiencias porque le permiten también evocar recuerdos de situaciones parecidas y expresarlas, lo que enriquece más la comunicación y la hace más placentera y activa”.
Un aspecto importante. Entender al otro y saber escuchar son dos de las cualidades que todo interlocutor debe desarrollar y dejar que fluyan con espontaneidad y sin prevenciones, pues al tenerlas, lo más probable es que no se logre un adecuado momento comunicativo en pro de hallar ese estado de felicidad del que habla el estudio.
“Considero que las personas deben aprender a escuchar al otro y ser empáticas, es decir, colocarse en el lugar de los demás para hacer la conversación más amena, para ser escuchado con ganas cuando sea su turno de hablar”, puntualizó Laurens.
Ahora bien, si se trata de identificar lo que es viable hablar para disfrutar las conversaciones, y que estas abran puertas en lugar de cerrarlas, el asunto es más sencillo de lo que parece.
“No creo que existan tópicos especiales para nuestras conversaciones, lo que sí es importante es que el hablar se de con tranquilidad y en confianza para tocar temas que sean importantes”, concluyó Laurens Hernández.
Al hablar la clave es aportar y no ufanarse, sino compartir con sencillez.
Importante!
El tono, al momento de conversar también es importante. No es lo mismo compartir una grata experiencia cuando se habla con voz recia y seca, que cuando la misma experiencia se relata con jovialidad y buena actitud. Todo esto, porque en el lenguaje corporal que se proyecta, los interlocutores pueden llegar a percibir la intención real del relato: si este es por felicidad o por despertar envidias, por ejemplo. La idea es lograr una conexión siempre amena. Por Rafael Escobar Saumet.