No existe la casualidad, existe la sincronicidad

Según Carl Jung esto no es casualidad, sino sincronicidad, uno de los aspectos más enigmáticos y sorprendentes de nuestro universo.

Jung llegó a la conclusión de que hay una íntima conexión entre el individuo y su entorno, que en determinados momentos ejerce una atracción que acaba creando circunstancias coincidentes, teniendo un valor específico para las personas que la viven, un significado simbólico o siendo una manifestación externa del inconsciente colectivo.

Son este tipo de eventos los que solemos achacar a la casualidad, el azar, la suerte o incluso a la magia, según nuestras creencias. La sincronicidad nos representaría en el plano físico por ejemplo, la idea o solución que se esconde en nuestra mente, maquillada de sorpresa y coincidencia, siendo de esta manera mucho más fácil alcanzar.

Cuanto más alertas estemos con respecto a nuestro entorno, más probabilidades habrá de que ocurra a nuestro alrededor o al menos, que le prestemos atención… Desde pequeñas conversaciones, canciones de la radio o mensajes publicitarios por ejemplo, hasta encuentros aparentemente “fortuitos”. Tan sólo hay que estar atentos.

Si dejamos a las circunstancias fluir y no presionamos ni forzamos la ocurrencia de sucesos o la voluntad de las personas, mientras mantenemos una actitud receptiva y de apertura, dejándonos llevar por nuestra intuición y nuestra sabiduría interior, nos abriremos a «la magia» que nos ofrece la experiencia de la sincronicidad. Si sabemos escucharla puede convertirse en una buena guía para nuestras vidas. Fuente: lamenteesmaravillosa.

Carolina de Pedro Pascual / Imagen Internet.
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