Trabajar en tu propia casa puede ser una opción interesante para muchas personas. Empezar requiere menos inversión, puesto que no necesitas alquilar un local y puedes trabajar solo, con socios, contratar los servicios de otras personas que trabajen por cuenta propia (en vez de tener empleados) o incluso tener empleados teletrabajadores. Es decir, se trata de un tipo de trabajo flexible que puedes diseñar según tus propias preferencias y necesidades.
Hay una gran cantidad de trabajos que pueden realizarse desde casa con facilidad. Escritores, traductores, artistas, artesanos, periodistas, diseñadores gráficos, programadores, etc., recurren a menudo a este modo de auto-empleo.
Qué implica trabajar en tu propia casa
1. Libertad
Tú estableces los horarios y los días de descanso, de manera que puedes empezar tu jornada laboral antes o después o decidir trabajar un domingo y descansar un lunes. También puedes tener en cuenta cuáles son los momentos del día en que rindes más y tus niveles de energía son más altos. Por ejemplo, algunas personas funcionan mejor por la mañana, prefieren levantarse temprano y al atardecer empiezan a sentirse cansados, mientras que otras personas se sienten más aletargadas por las mañanas y rinden mejor cuando comienzan su jornada laboral más tarde.
2. Disciplina
Cuando trabajas en casa sin que nadie te supervise es necesario que seas una persona disciplinada, pues de lo contrario acabarás dejándolo todo para después y tendrás problemas para terminar el trabajo del día. Por tanto, si eres el tipo de persona que se siente más cómoda teniendo un superior que estructure y organice tu jornada laboral, puede que el trabajo desde casa no sea el más adecuado para ti.
3. Soledad y autosuficiencia
El trabajo desde casa implica trabajar solo, sin compañeros de trabajo con los que charlar, salir a tomar un café o pedir ayuda para solucionar algún tema laboral. Por otra parte, tampoco tendrás los problemas que surgen a veces cuando trabajas con otras personas, como acoso por parte de compañeros, jefes tiránicos o compañeros vagos que no hacen su parte del trabajo. Aún así, no todo el mundo se siente bien trabajando solo todo el día, de manera que deberás plantearte cuál es tu caso.
4. Falta de separación entre vida profesional y personal
La vida familiar o personal y la vida profesional pueden llegar a mezclarse de una manera que te cree estrés. Por este motivo, es importante que dispongas en tu casa de una habitación que sea exclusivamente tuya y que conviertas en tu lugar de trabajo, donde guardes todos tus documentos o herramientas de trabajo y con un número de teléfono independiente. Seguramente, también deberás hablar con los miembros de tu familia para que respeten tu jornada laboral y sepan que mientras estás en tu trabajo no estás disponible excepto para emergencias. Si no estableces esta separación con claridad, puedes acabar teniendo constantes interrupciones de los miembros de tu familia. Y si eres tú quien mezcla el trabajo con tu vida personal y acabas trabajando en el salón mientras los demás ven la tele, seguramente no podrás realizar un trabajo muy productivo. Por tanto, tener tu espacio propio de trabajo es fundamental para tener éxito.
Si tienes hijos pequeños en casa, puedes considerar la posibilidad de contratar a una persona que se ocupe de ellos mientras trabajas, al menos durante algunas horas al día.
5. Cuando los demás no se toman tu trabajo en serio
Cuando una persona trabaja en su propia casa, puede suceder que el resto de los miembros de la familia no se tomen su trabajo en serio, sino que piensen algo como «eso no es trabajar, pues estás en casa todo el día» y consideren que, dado que estás en casa, te corresponde hacer más tareas domésticas. Tener tu espacio personal de trabajo te ayudará en esto, así como dejar claro que cuando los otros miembros de la familia están trabajando, tú también lo estás, y no caer en la trampa de hacer más trabajo doméstico que el resto. Es decir, tal vez debes educarlos para que comprendan que tu trabajo no es diferente al de ellos.
6. El peligro de acabar trabajando todo el día
Si no eres capaz de establecer una separación clara entre tu jornada laboral y tus horas de descanso, puedes acabar trabajando todo el día o alternando horas de trabajo y descanso de una manera desorganizada. Con esto solo conseguirás ser menos productivo y al mismo tiempo tener la sensación de que trabajas todo el día.
7. Necesidad de organización
Saber organizarte es especialmente importante cuando trabajas en tu propia casa. Al comenzar tu jornada laboral, planea cuáles son las diversas tareas que vas a hacer para tener claro en qué va a consistir tu trabajo del día. Puedes programar tu jornada por escrito, anotando todo lo que tienes que hacer, en el orden en que lo vas a hacer.
Por Ana Muñoz
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