Nos frustramos cuando no conseguimos una meta, nos frustramos cuando nuestros deseos no se cumplen, cuando nos encontramos con obstáculos importantes en el camino, cuando otros nos impiden o nos dificultan su consecución.
El problema con la frustración no es tanto sentirla sino gestionarla de manera adecuada. Dado que uno de los factores que intervienen en el origen de la frustración son nuestras propias expectativas es fundamental que éstas estén bien ajustadas a la realidad.
Nuestro objetivo debe tener una característica imprescindible: debe ser un objetivo real o realista.
Real en el sentido de que tiene que poder ser realizable.
Por ejemplo, un objetivo real es bajar dos o tres kilos en un mes, mejorar la postura, retomar el ballet por amor al arte etc.etc. sin embargo, querer perder cinco kilos en una semana es peligroso además de bastante irrealizable en condiciones normales como también querer ser Odette, para bailar en un teatro y frente al público, siendo adultas.
¿Cuántas veces habéis visto en el estudio de danza a personas perdidas que concurren con la esperanza de bailar profesionalmente siendo adultas y sin haber sido profesionales? Como en todos los ámbitos de nuestra vida, tener claro nuestro objetivo a la hora de realizar una actividad puede acercarnos mucho a nuestras metas.
Saber qué queremos conseguir exactamente, con qué fin y en cuánto tiempo son parámetros que debemos fijar cuando nos ponemos fines a alcanzar, tanto en nuestra vida personal como en el ballet.
Qué, por qué, para qué, cómo y cuándo son las palabras clave que debemos utilizar para tener claro nuestro objetivo: si sabemos responder de forma concreta estas preguntas, nuestros sueños estarán un poquito más cerca.
Carolina de Pedro Pascual
Pionera en España en «Ballet para adultos»
Online y presencial 🩰
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