En la danza clásica existe una ubicación espacial determinada en la que según la dirección en la que se ubique el cuerpo del bailarín, y en la que realice el movimiento, se hace referencia a una posición particular con nombre específico.
Y es que la danza clásica se organiza en función de la mirada del público.
Para entender esto, en primer lugar imaginamos un cuadrante dibujado en el plano transversal, que visto desde arriba posee una línea vertical, otra horizontal y dos diagonales, que pasan todas por el centro. Al espacio se le asigna un privilegio que requieren movimientos direccionales y movimientos que permiten al bailarín ser visto desde el frente. Es a partir de este principio que se va a construir las direcciones principales del cuerpo.
Estas líneas establecen cada dirección: frontal, diagonal, lateral y posterior; cuyas posiciones se denominan de la siguiente manera: en face, croisé, effacé y ecarté.
Para lograr la línea clásica y la relación simétrica de la cabeza, hombros, torso y piernas, las siguientes posiciones son de primordial importancia. Por lo tanto, introducidas desde el principio una de las principales características en el estudio de la danza clásica, es que todo queda construido sobre en face, croisé, effacé y ecarté.
A saber: En face significa simplemente de frente al público. Se llama croisé cuando el público ve desde fuera las piernas del bailarín cruzadas. Effacé es una posición parecida al croisé, exceptuando que en este caso las piernas se ven completas, es decir sin ningún cruzado. Y finalmente, ecarté, que es la única posición del cuerpo que sólo utiliza una posición de pies: la segunda.
La distribución del peso del cuerpo sirve para conservar el equilibrio, y del movimiento eficaz del bailarín. La alineación es suma de importancia para la correcta distribución del peso, en los dos pies o en uno de ellos. A medida que el bailarín tiene movilidad, constantemente se esta reanudando el equilibrio del cuerpo. En la posición plano los cinco dedos de la planta del pie soportan el peso del cuerpo. El peso está centrado verticalmente sobre un área triangular que lo forma, el metatarso del dedo gordo, el quinto metatarsiano y el tobillo.
A través de la alineación del cuerpo con el objetivo de crear un equilibrio físico y de incrementar el espacio interno, puedes aquietar y volver más profunda tu respiración, reducir la cantidad de energía que utilizas, y tener más energía a tu disposición. Por tanto si quieres más energía, recuerda que la alineación es la clave.
Paso a paso :
- Mantén los pies paralelos. Lleva la conciencia a las 4 esquinas del pie (los puntos de contacto con el suelo).
- Reparte el peso de tu cuerpo de manera equitativa. Presta atención a los arcos plantares.
- Mantén la columna recta, alineando la pelvis, mentaniéndola de esta manera todo el tiempo.
- Baja tu coxis en dirección al suelo, para alargar tu espina dorsal y encajar el sacro entre los huesos de tu pelvis (tus piernas quedan alineadas).
- Contrae ligeramente el abdomen, (el músculo transverso), creará una faja abdominal natural que protegerá tu espalda.
- Además, ayudará a mantener alargada la espina dorsal.
- Observa como poco a poco el cuerpo se va elevando más y más.
- Rota tus hombros hacia atrás y baja las escápulas.
- Mantén los hombros relajados y alejados de las orejas. Esto abrirá tu pecho y dejará más espacio a los pulmones (favorecerá la circulación de la sangre).
- Lleva la cabeza justamente encima de tus hombros, estira el cuello, llevando la coronilla al cielo y tu barbilla paralela al suelo.
La alineación es de suma importancia para la correcta distribución del peso en uno o en los dos pies.
El cuerpo tiene un lugar privilegiado en la danza, ya que sin él no existiría; el cuerpo para el ballet es la herramienta imprescindible, su estrella y su posibilidad de hacer. El aprendizaje corporal que se adquiere con las técnicas de la danza clásica se va incorporando a la vida cotidiana de los bailarines, desde cosas tan simples como su forma de caminar, moverse, hasta sus hábitos alimenticios se ven modificados a favor de un mejor desarrollo en su área.
Es muy importante sentir nuestro cuerpo, tener conocimiento de nuestro propio cuerpo y de la capacidad del mismo.
Para el bailarín de ballet la total alineación integra constantemente la cabeza, el torso, los brazos y las piernas en una totalidad coherente, mientras el cuerpo se mueve a través del espacio o mientras se mantiene una posición.