Lo que opinan los indios sobre cómo hacemos yoga en Occidente: “Está bien, pero llámalo ‘fitness».
Maestros hindús critican a los profesores mal instruidos que transmiten ideas erróneas de esta práctica ancestral, hasta el punto de estar destrozando sus raíces y desdibujando su esencia.
Cuando Ravi cambió India por Reino Unido, lo primero que hizo fue visitar algunos estudios de yoga en Londres. Nada más entrar en uno de ellos se sorprendió (y no gratamente) al toparse en el vestíbulo con una estatua de Ganesha, uno de los dioses hindúes más venerados. La imagen ocupaba el lugar reservado a guardar los zapatos de los clientes. Acudió a otro local y tuvo un encuentro aún más impactante; habían colocado la figura de Buda en el inodoro. «En nuestra cultura eso se considera muy irrespetuoso, pero me sirvió para darme cuenta rápidamente de que muchos occidentales realmente no conocen nuestra cultura», explica el propietario de uno de los estudios más prestigiosos de yoga de la capital inglesa, con sede también en Goa.
La primera impresión del yoga en Occidente que tuvo Ravi queda ya años atrás, pero sigue ilustrando una realidad que no ha cambiado: no solo desconocemos qué es el auténtico yoga sino que también estamos desvirtuando la esencia de esta práctica ancestral.
Roberto de Pedro, fundador de una escuela en India que nació, precisamente, para enseñar las verdaderas esencias del yoga a los hispanohablantes que residen en el país donde nació la disciplina. «Creo que se está reduciendo el yoga a un simple ejercicio físico o imagen postural que ni siquiera alcanza a profundizar una de sus técnicas, que son las asanas o posturas.
Gracias a la digitalización globalizada y a la comercialización, se ha popularizado de tal manera que ya no es una minoría exclusiva la que tiene acceso al conocimiento, y eso tiene un riesgo, el de quedarse atrapado en la red aparente más externa, en lo visual, lo físico y lo estético», cuenta el yogui.
La trivialización alcanza su culmen con inventos como el yoga para perros y el yoga beer, una tendencia que nace en Berlín, que permite practicar las asanas mientras te bebes una cerveza (hay hasta quien ha diseñado la bebida para beber en la ducha) y que hace pensar: ¿los alemanes han conseguido fusionar su cultura con la hindú o es que la han desfigurado hasta el punto de eliminar cualquier vestigio de su verdadero origen? Para los maestros indios a los que BUENAVIDA ha pedido su opinión, la relación que Occidente ha establecido con el yoga es la de una auténtica apropiación cultural.
«Si sientes así el yoga está bien, pero llámalo ‘fitness»
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